El castillo de arena
Cirilo se acostó boca abajo en la arena y se quedó mirando el castillo de arena que él y su papá acababan de construir. Había grandes torres en cada esquina que se unían entre sí por medio de cuatro paredes gruesas. “Lo llamaré Fortín del Castillo de Arena”, anunció el niño. Luego se volvió a su padre: “¿Qué tan pronto lo destruirá el mar?”
Papá giró su cabeza para examinar la marea, que estaba subiendo. “El agua probablemente no alcanzará el castillo hasta que nos hayamos ido a la casa”.
“Qué bien”. Cirilo se sentó y cruzó sus piernas. “¿No crees que sería genial si tuviéramos unos muros como el de este castillo alrededor de nuestra casa?” Su padre abrió la boca para responder, pero el niño siguió hablando. “Podríamos tener una torre en cada esquina para ver a las personas que vienen, mucho tiempo antes que lleguen. Y bajaríamos el puente solo si supiéramos que es seguro. ¡Nadie podría entrar, a menos que sepa el santo y seña!”
El padre sonrió y apoyó su hombro en la arena. “¿Sabes, Cirilo? Sí tenemos una torre fuerte”.
Cirilo frunció el ceño. “No, papá, no es verdad. ¿Cómo dices que tenemos una torre?”
Papá se acostó y sonrió a su hijo. “Por supuesto, no es una torre que podamos ver, pero la Biblia se refiere a Dios como nuestra torre fuerte. Él ve todo lo que viene hacia nosotros y permite solo lo que es bueno. La Biblia dice también que Él es nuestro refugio y nos protege. Sea lo que sea que enfrentemos en la vida, sabemos que estamos a salvo porque hemos sido salvados por Jesús y Él siempre está con nosotros. Me suena muy parecido a la protección que proviene de los muros de un fortín o un castillo, ¿no crees?”
Cirilo meditó en esas palabras. “Sí, está bien, pero todavía me gustaría vivir en un castillo con torres y muros que se puedan ver”.
Su padre rio. “Sí, a mí también”, dijo, bromeando con su hijo. “¡Entonces podría echarte en el calabozo cuando no comas tus vegetales!” – BOB HOSTETLER
DIOS ES NUESTRA TORRE FUERTE
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 61:3
PORQUE TÚ HAS SIDO REFUGIO PARA MÍ, TORRE FUERTE FRENTE AL ENEMIGO.
¿Te gustaría vivir en un castillo con torres y muros? La Biblia dice que, si eres cristiano, Dios es tu torre fuerte. Él te protege y te mantiene a salvo. Jesús te salvó del enemigo al morir por tus pecados en la cruz. Él sabe qué habrá más adelante y promete que hará que todo eso coopere para tu bien. Confía en que Dios cuidará de ti.
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