La familia es para siempre
“¡Haz lo que quieras, Boris! ¡Me voy!” Con esas palabras, Eliana salió corriendo por la puerta hacia la calle, a su propia casa. Pero en poco tiempo se sintió terrible. “No debí haberme enojado con Boris”, pensó. “Ahora soy cristiana… o al menos eso creía”. El día anterior había tomado la decisión de confiar en Jesús como su Salvador, pero ahora había perdido la paciencia, ¡como siempre! “Quizá no sea salva, después de todo”, pensó. Eso le molestó durante el resto de la semana.
El domingo, Eliana se quedó después de la clase para conversar con su maestra de escuela dominical. “Quiero ser salva”, expresó.
La señora López sonrió. “Eliana, le pediste a Jesús que te salve la semana pasada, ¿recuerdas? Admitiste que eres pecadora y le pediste que te perdone”. Eliana asintió. “A ver, déjame explicártelo de nuevo”, señaló la señora López. Después de platicar y orar juntas, la niña se sintió mucho mejor.
Unos días después, Eliana se enojó cuando su madre insistió en que lavara los platos. “¡Te odio!”, balbuceó en voz baja. Nuevamente, se sintió terrible. “No merezco ir al cielo”, pensó.
El domingo siguiente, la señora López se sorprendió cuando Eliana se quedó después de la clase y dijo otra vez que quería ser salva. “Sé que Jesús murió por mí, y le pedí que me perdone. ¡Pero soy una pecadora tan terrible!”, exclamó la niña, luchando con las lágrimas. “Sigo haciendo cosas malas. Pero realmente quiero ser salva”.
“Eliana, tú sabes que eres pecadora y le has pedido a Jesús que te perdona y te salve, ¿verdad?” La niña asintió. “Entonces perteneces a la familia de Dios”, explicó la señora López. “Eres Su hija para siempre”.
“¿Para siempre?”, preguntó Eliana.
La señora López hizo un gesto afirmativo. “Es como nacer en tu familia terrenal. Tus padres no te desheredan cada vez que haces algo malo, ¿verdad? Bueno, tu Padre celestial tampoco te expulsará de la familia cada vez que peques. Si Él lo hiciera, ninguno de nosotros podría ser Su hijo. Todos pecamos, aun los cristianos. Cuando hagas algo malo, confiésalo a Jesús enseguida. Él te perdonará y te ayudará a crecer para que seas más como Él”.
“Oh”, suspiró Eliana. Estaba comenzando a entender. – RAELENE E. PHILLIPS
LA SALVACIÓN ES PARA SIEMPRE
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:39 (NTV)
NADA EN TODA LA CREACIÓN PODRÁ JAMÁS SEPARARNOS DEL AMOR DE DIOS, QUE ESTÁ REVELADO EN CRISTO JESÚS NUESTRO SEÑOR.
¿No tienes certeza de tu salvación? ¿Te preguntas si en realidad eres cristiano cuando haces algo malo? Los cristianos no son perfectos, pero Jesús no pagó el precio por nuestros pecados solo para expulsarnos cuando hagamos algo malo. Él murió para que seamos parte de Su familia y que tengamos vida eterna con Él. Cuando confías en Jesús, eres parte de Su familia para siempre. (Presiona aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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