Más que pintura
Carlo entró al baño y se sorprendió al ver las piernas de su padre que asomaban por debajo del lavabo. “Papá, ¿por qué estás encerrado en el armario?”
“Bueno, vi una mancha de agua en el techo del piso de abajo”. La voz de su papá hizo eco desde el interior del armario. “El agua puede hacer mucho daño en el interior de una casa, así que me puse a hacer la labor de detective. Descubrí que este lavabo está goteando agua hasta el piso de abajo”.
“Pero, papá, es sábado. ¿No quieres relajarte? Podrías solo cubrir esa mancha con pintura”.
Carlo oyó una risa que salía del desagüe del lavamanos. “Algunas personas lo hacen, pero eso solo taparía el daño. El lavabo seguiría goteando y nuestra casa comenzaría a podrirse de adentro hacia afuera. Tendría que invertir mucho más tiempo que un sábado, y mucho dinero más en materiales, si ignorara esta fuga de agua”. Una cabeza emergió del armario y el padre sonrió a Carlo, quien se había posado sobre la tina del baño. “¿Sabes? La semana pasada tuve una situación parecida con nuestro pastor”.
Las cejas del niño se levantaron, en asombro. “¿El pastor Juan tiene una fuga de agua?”
Ambos rieron. “No, creo que sus tuberías están bien”, afirmó papá. “Pero cuando fuimos a la iglesia la semana pasada, quería verme como un buen hombre. Cuando conversé con el pastor Juan, quería contarle del trabajo que hemos estado haciendo con los refugiados, no para honrar a Jesús, sino para honrarme a mí mismo. Pero entonces me di cuenta de que me estaba enfocando en mi exterior, como si estuviera cubriendo una mancha de agua con pintura. Estaba más preocupado sobre cómo las demás personas me ven que de lo que Jesús estaba haciendo a través de mí”.
Carlo le entregó una llave de tuerca a su papá. “¿Es como esos hombres de la Biblia? ¿Par de feos, o algo así?”
El padre se encontraba nuevamente metido en el armario y su barriga se estremeció de risa. “¡Eres gracioso! Sí, como los fariseos. Jesús dijo que eran como una tumba bien arreglada, pintada por fuera, pero llena de huesos podridos por dentro”.
Carlo arrugó su nariz. “¡Qué asco!”
“Exactamente. Si hacemos cosas buenas en el exterior, pero no provienen de nuestros corazones, Dios puede ver la podredumbre que hay adentro. Esa es la razón por la que necesitamos que Jesús arregle nuestros corazones. Cuando confiamos en Él para que quite la podredumbre de nuestro pecado, podemos obedecer a Dios de adentro hacia afuera”. – JANEL BREITENSTEIN
OBEDECE A DIOS DE ADENTRO HACIA AFUERA
VERSÍCULO CLAVE: 1 SAMUEL 16:7
DIOS NO VE COMO EL HOMBRE VE, PUES EL HOMBRE MIRA LA APARIENCIA EXTERIOR, PERO EL SEÑOR MIRA EL CORAZÓN.
¿Ha arreglado Jesús la fuga de agua en tu corazón? ¿O estás tratando de cubrir la mancha solo con verte bien en el exterior? Aun si tienes la apariencia de un buen cristiano delante de otras personas, Dios ve lo que hay en el interior. Hacer buenas obras no hace desaparecer el pecado que se pudre en tu corazón, solo Jesús puede hacerlo. Si has puesto tu confianza en Jesús, Él ha quitado tus pecados para puedas obedecerlo de adentro hacia afuera.
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