Zacarías está perdonado
Zacarías observó, sin poder hacer nada, cómo su pelota rebotó y golpeó el florero favorito de su mamá, rompiéndolo en mil pedazos. El niño miró espantado el reguero en el piso. Su mamá le había dicho que nunca hiciera rebotar su pelota adentro de la casa. Ahora toda la sala estaba cubierta de pedacitos de vidrio roto. Era imposible recoger todos los pedazos.
Su madre llegaría a casa del trabajo en cualquier momento. ¿Qué debía hacer? Quizá podría recoger los vidrios antes que ella volviera. Tal vez no se daría cuenta que el florero no estaba en la mesa. El niño se rascó la cabeza, con la esperanza de encontrar una solución.
—¡Zacarías! ¿Qué pasó? —se oyó la voz de su madre detrás de él.
El niño se dio vuelta rápidamente. ¡Oh, no! Mamá había llegado a casa.
Los ojos de águila de su madre notaron rápidamente el florero roto y la pelota. Ella caminó hacia su hijo con una expresión de asombro en su cara.
—Zacarías, ¿estuviste jugando con la pelota adentro de la casa?
El niño miró los vidrios rotos a su alrededor; sabía que no debía haber hecho rebotar su pelota adentro de la casa. Sabía que tenía que decirle la verdad a su mamá.
—Sí, lo siento, mamá —respondió Zacarías mientras miraba fijamente sus zapatos—. Estaba tratando de tener cuidado.
—¿Te cortaste? —preguntó la madre con una expresión de preocupación.
—No, estoy bien —aseguró Zacarías.
Mamá suspiró.
—Me alegra que no te hayas lastimado. Ya sabes que no debes jugar adentro de la casa con los juguetes que son para afuera.
—Lo siento, mamá. Te prometo que no lo volveré a hacer. Me siento muy mal por el florero.
Su madre lo abrazó con fuerza y le dijo:
—Sé que es así. Te perdono.
—Mamá, ¿por qué no me gustas cuando hago algo mal como las mamás de algunos de mis amigos?
—No quiero gritarte, hijo. Sé que estás arrepentido por lo que hiciste. Es solo que no quiero que salgas herido cuando haces algo malo.
Zacarías pensó por un momento. Después sonrió y señaló:
—En la Biblia, Jesús perdonó a los demás. No importaba lo que habían hecho, si estaban arrepentidos, Él los perdonaba.
—Es verdad —afirmó mamá—. Y él también nos perdonará siempre. Si hacemos algo malo y le pedimos a Jesús que nos perdone, Él lo hará.
Zacarías asintió.
—Mamá, gracias por ser como Jesús.
Ambos sonrieron.
JULIE HOPPER-BUTLER
PERDONA COMO JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9
SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.
¿Alguna vez has cometido un error? Piensa en alguna vez en que hayas hecho algo que no debías hacer. ¿Te arrepentiste después? ¡Hay buenas noticias! Jesús nos perdona por todas nuestras ofensas. Lo único que tenemos que hacer es pedirle perdón. No importa lo que hayas hecho, Jesús te ama y te perdonará. Seamos como Jesús. Sigue Su ejemplo y ten la disposición para siempre perdonar.
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