Volver a casa
“¿Disfrutaste tu viaje a Alemania, Pedro?”, le preguntó la señora Noble. La bibliotecaria era buena amiga de la madre del niño y sabía que su familia había viajado fuera del país.
“¡Fue tan divertido!”, respondió Pedro. Vimos el Reichstag, que es un de los edificios importantes del gobierno, y el Muro de Berlín. Luego viajamos a las montañas y entramos en el castillo de Neuschwanstein. ¡Era como la imagen de un cuento de hadas!”
“¿Visitaste alguna de las catedrales o museos?”, preguntó la señora Noble.
“Algunos. Pero me gustaron más los pueblitos pequeños. Y mi día favorito fue cuando fuimos a la playa en el Mar del Norte”.
“Parece que se divirtieron mucho. Estoy segura de que todavía no querías volver a casa”, afirmó la señora Noble.
“Sí quería regresar”, comentó Pedro. “Me gusta visitar lugares nuevos, pero la comida tenía un sabor raro y a veces era difícil entender a la gente, incluso cuando hablaban español. Y ninguna de las camas en las que dormí era tan cómoda como la mía. Después de un tiempo, también comencé a echar de menos a mis amigos y a mi perro, Rufus”.
“Es normal que extrañes tu hogar cuando estás en otro país, lejos de casa”. La señora Noble se quedó pensativa. “Eso me recuerda a algo que está escrito en el libro de Hebreos. Dice que, cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, nuestro hogar es el cielo, donde está Jesús. A causa del pecado, el mundo en el que ahora vivimos está roto. No es el lugar al que pertenecemos. Estamos aquí solo como visitantes por un tiempo hasta que nos vayamos con Él”.
“Y cuando lleguemos allá, veremos a otros cristianos que han muerto y están allá”, agregó Pedro. “Como mi abuelo Paco”.
“Y mi hermana, Betty”, señaló la señora Noble. “¡Pero lo mejor de todo es que veremos a Jesús! Y aunque el cielo y la tierra están separados por ahora, no será así para siempre. Un día, cuando Jesús regrese, Él arreglará este mundo caído y lo hará nuevo otra vez, y todos quienes Lo conoce como su Salvador vivirán con Él para siempre”. Ella sonrió a Pedro con melancolía. “Se sentirá como haber vuelto a casa”. — MICHELLE ISENHOFF
NUESTRO VERDADERO HOGAR ES CON JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 3:20
NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS, DE DONDE TAMBIÉN ANSIOSAMENTE ESPERAMOS A UN SALVADOR, EL SEÑOR JESUCRISTO.
¿Alguna vez has extrañado tu hogar al estar lejos? Cuando visitamos un lugar nuevo, es normal que anhelemos la comodidad y la seguridad del hogar. Del mismo modo, cuando vemos el pecado y sus dolorosas consecuencias aquí en la tierra, los creyentes anhelamos el día en que el pecado desaparecerá para siempre. Nuestro hogar es con Jesús y será un lugar perfecto, preparado especialmente para aquellos que ponen su confianza en Él.
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