Verdaderos ganadores
El consejero Gabriel se paró frente a un grupo grande de campistas inquietos. “¿Ha pasaron bien esta semana en el campamento?”, voceó.
“¡Sí!”, respondieron los campistas. La voz de Braulio fue un poco más fuerte que la de los demás. Esta era su primera vez en el campamento de la iglesia y la pasó de maravilla.
“Hoy es nuestro último día de competencias”, continuó el consejero Gabriel. “Como saben, los que tengan la estrella de oro en cualquier categoría recibirán un premio especial en el culto de esta noche, cuando sus padres estén aquí. ¡Así que hagan su mejor esfuerzo y diviértanse!”
Braulio asintió. Solo tenía que ganar un evento más para conseguir una estrella dorada.
“Esta tarde trabajarán con un compañero y publiqué la lista donde podrán ver cuál es su evento y quién será su compañero”, informó el consejero, apuntando hacia el tablero de anuncios.
El grupo se dispersó y Braulio fue a ver la lista. “¡Oh, no!”, refunfuñó. El niño fue a ver a su consejero. “Necesito ganar un evento deportivo más, pero mi pareja para la carrera de tres piernas es Nico”, le contó. “Él no ha ganado ni un solo evento en toda la semana. ¿No puedo estar con alguien más? Él me hará perder”.
“O quizá tú le ayudarías a ganar por primera vez”, sugirió el consejero Gabriel. “¿Recuerdas de qué hablamos ayer en la capilla? Todos los que confían en Jesús son hijos de Dios. Debemos apoyarnos y ayudarnos unos a otros. Me parece que podemos aplicar ese principio también a los deportes, ¿no crees?”
Braulio suspiró. “Está bien”. Aceptó.
Esa tarde, cuando los niños se ubicaron en la línea de partida, Braulio sonrió a su compañero. “Sí podemos lograrlo”, le dijo. “Solo rodéame con tu brazo así, para que podamos mover nuestras piernas como si fueran una sola. ¿Bueno?” Nico asintió y se veía con más confianza que en el resto de la semana.
La carrera comenzó y los dos hicieron su mejor esfuerzo. El corazón de Braulio se fue al piso cuando llegaron en segundo lugar. Luego oyó que Nico gritaba. “¡Qué bien! ¡Llegamos segundos! Jamás me había ido tan bien en mi vida. ¡Gracias, Braulio! No podía haberlo logrado sin ti”.
Esa noche, cuando Braulio oyó como Nico les contaba sobre la carrera con mucha emoción, se sintió como un verdadero ganador, a pesar de que no recibió el premio que esperaba. —SARAH REEVES
AYUDA A OTROS CRISTIANOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 TESALONICENSES 5:11 (NTV)
ASÍ QUE ALIÉNTENSE Y EDIFÍQUENSE UNOS A OTROS, TAL COMO YA LO HACEN.
¿Alguna vez has dejado a otros niños fuera de un juego porque pesaste que podrían hacerte perder? ¿Te molestas con otras personas cuando no pueden hacer las cosas que son fáciles para ti? Todos tenemos diferentes capacidades, pero no son solo para nuestro propio beneficio. Debemos usarlas para ayudar a otros a los que les cuesta algunas cosas, y animarlos, especialmente si también son cristianos. ¿A quién podrías animar hoy? ¡Te darás cuenta de que también serán de ánimo para ti!
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