Vale la pena el esfuerzo

Aarón y Aria, junto con su padre, observaban a un pescador en el muelle que cuidadosamente arreglaba su enorme red verde.  Luego hizo un movimiento repentino y la red se deslizó por las aguas del golfo de México.

“Usted tiene una gran habilidad”, le dijo papá al pescador.

El hombre rio mientras halaba la red empapada nuevamente.  “Para echar la red se necesita mucha práctica, pero los salmonetes que quiero pescar son tan deliciosos, que vale la pena el esfuerzo de aprender cómo hacerlo”.

Aarón, Aria y su padre observaron un rato más, y luego siguieron con su caminata por el golfo.  “Quisiera que mamá pudiera venir a caminar con nosotros”, expresó Aria con tristeza.  Su madre no se había sentido bien por algunos meses y se quedó en el hotel a descansar.

“Papá, ¿cuándo mejorará mi mamá?”, preguntó Aarón mientras caminaban.

El padre puso un brazo alrededor de cada uno de sus hijos y los abrazó.  “No sé… y los doctores tampoco lo saben.  Pero sé lo que podemos hacer”.

“¿Qué podemos hacer?”, preguntó Aria, ansiosa.

“Ver a ese pescador echar sus redes al agua me recordó de una manera diferente de echar”, respondió papá.  “El Salmo 55:22 dice: «Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará».  Así que debemos seguir orando por mamá, y después tenemos que entregarle al Señor nuestras preocupaciones”.

“Yo trato de hacerlo”, afirmó Aarón, “pero parece que está tardando demasiado que mamá mejore, y no puedo evitar preocuparme”.

“Lo sé, pero no te des por vencido”, indicó su padre.  “Ese pescador tuvo que practicar para saber cómo echar las redes, pero siguió haciéndolo porque sabía cuál era su recompensa, los peces que atraparía, y para él valía la pena el esfuerzo.  Y nosotros debemos practicar cómo echar nuestras cargas sobre Jesús.  También valdrá la pena el esfuerzo.  Somos Sus hijos y podemos acudir a Él las veces que sean necesarias”.

“Entonces, si es que empezamos a preocuparnos después de orar, ¿tenemos que orar otra vez?”, preguntó Aria.

“Así es”, contestó su padre.  “Y mientras aprendemos a confiar en Él y echar nuestros problemas lejos de nosotros, sobre el Señor, Él tiene también una recompensa para nosotros.  Dios nos da Su maravillosa paz que solo Sus hijos pueden conocer.  Así que sigamos practicando, ¿bueno?”

Aarón y Aria asintieron en silencio.  —  CAROLYN E. YOST

ECHA TU PREOCUPACIÓN SOBRE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 5:7

ECHANDO TODA SU ANSIEDAD SOBRE ÉL, PORQUE ÉL TIENE CUIDADO DE USTEDES.

Después de orar por algo, ¿dejas de preocuparte?  ¿O te aferras a tus problemas?  Dios no quiere que te preocupes.  Así que, si la ansiedad no desaparece, o si regresa, llévasela nuevamente a Jesús.  Cuéntale las veces que sean necesarias y confía en que Él te ayudará.  Dios te ama y entiende lo que te preocupa.  Él puede manejar cualquier situación.

Clave de Hoy
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