Único en su especie

Mario se dejó caer en su cama. ¿Por qué lo inscribió su madre en una liga de baloncesto? No sabía nada de deportes. Mamá dijo que era para que hiciera ejercicio, para que aprendiera a trabajar en equipo y para que hiciera amigos. Mario temía que, cuando los otros niños se dieran cuenta de que él no tenía experiencia en el baloncesto, no lo querrían en el equipo.

El niño se quedó mirando el techo de su cuarto, que estaba cubierto con una constelación de pegatinas fosforescentes. Hubiera preferido estar en un club que estudiara los planetas, las estrellas, la luna y el sol… las cosas que le encantaban. Él dejó salir un suspiro largo y fuerte.

—¿Y ese suspiro? —su abuelo estaba de pie en su puerta.

—No es nada.

El abuelo no lo entendería. Él había jugado baloncesto en la universidad.

—¿Crees que mirar las constelaciones verdaderas te ayudará? Es una noche despejada —sugirió el anciano.

Mario dudaba que mirar las estrellas le haría sentir mejor, pero no pudo decir que no. Cuando él y su madre se mudaron con el abuelo, después que sus padres se divorciaron, el anciano puso para él un telescopio en la ventana del ático.

Una vez que estuvo detrás de los lentes, para la sorpresa de Mario, su estado de ánimo se alegró.

—Allí está Orión.

El abuelo se agachó y entrecerró el ojo para mirar por los lentes.

—Maravilloso. Me alegra que me hayas enseñado a apreciar las constelaciones —él movió el telescopio—. La Vía Láctea está brillante esta noche.

Mario sonrió. Tuvo una idea.

—Abuelito, ¿me podrías ayudar a apreciar el baloncesto? —confundido, el abuelo arrugó la cara—. Mi mamá me inscribió en una liga de baloncesto para que aprenda a trabajar en equipo y haga amigos. Pensé que, tal vez, si practicas conmigo, voy a poder encajar mejor.

—Claro que puedo practicar contigo —el abuelo despeinó cariñosamente el cabello de su nieto, y luego volvió a mirar por el telescopio—. ¿No te parece lindo cómo Dios hizo que la luna y las estrellas fueran únicas y hermosas? Ambas dan luz, pero de una manera diferente. Al igual que las personas —el anciano miró a Mario—. Dios nos hizo diferentes a todos. Cada persona es única en su especie, con intereses y talentos específicos para cada quién. Cuando te sientas fuera de lugar, recuerda que Dios te creó y te ama, hijo. Él envió a Jesús a morir por ti, para que pudieras ser Su hijo, y te dio los dones que tienes, para que pudieras compartir Su amor y bondad con los demás.

Mario se quedó pensando un minuto.

—Tal vez, mientras aprendo a jugar baloncesto, puedo hacer que otros niños se interesen en las asombrosas constelaciones que Dios ha creado.

ROSE ROSS ZEDIKER

ERES UNA CREACIÓN ÚNICA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14

TE DARÉ GRACIAS PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO.

¿Tus intereses son diferentes a los de las otras personas que conoces? ¿Te preocupas por encajar en la escuela, la iglesia o incluso en tu familia? Es normal que a veces te sientas así. Cuando eso suceda, recuerda que Dios te creó como una persona especial y única. ¡Él sabía que en este mundo era necesario alguien como tú, con tus talentos! El Señor te ama y te dio los dones e intereses que tienes, para que puedas compartir Su amor con los demás.

Clave de Hoy
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