Perdonado en verdad
Nivia había casi terminado de ayudarle a la señora Becerra con los quehaceres de la casa.
—Tengo que ir al banco antes de que cierre —le dijo la señora Becerra—. ¿Crees que podrías terminar y cerrar con llave al salir?
—Claro que sí —contestó la niña—. No hay problema.
La señora se despidió y se fue. Nivia tarareaba mientras limpiaba los polvos, pero, de repente, ¡PUM! Observó consternada unos pedazos de vidrio azul en el piso. Accidentalmente había derribado un florero de una mesa. «¡Oh, no!», pensó la niña mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. «¿Qué pensará la señora Becerra cuando regrese?». Ella suspiró mientras recogía los pedazos de vidrio. Antes de salir, escribió una nota para contarle a la señora Becerra sobre el florero roto, diciéndole que pagaría para comprarle uno nuevo.
—Hiciste lo correcto —aseguró su madre cuando Nivia le contó lo que había ocurrido.
Esa noche, la señora Becerra llamó por teléfono.
—Gracias por dejarme la nota —expresó—, pero no te preocupes por pagar el florero. ¡No me hará falta!
Nivia se sentía mucho mejor, pero todavía tenía miedo de ver a la señora Becerra el domingo en la iglesia. Cuando llegó el día, Nivia se acercó muy nerviosa.
—¿Está segura de que no le debo nada por el florero que rompí? —preguntó Nivia.
—¿El florero? ¡Oh, cierto! El florero… —la señora Becerra negó con la cabeza y sonrió—. Me había olvidado de eso. Tú también deberías olvidarlo —entonces dio un par de palmaditas en el brazo de Nivia—. ¿Podrías venir a ayudarme el viernes? El próximo fin de semana voy a tener invitados y me serviría de mucho tu ayuda.
Cuando regresó a su casa, Nivia le contó a su madre lo que le había dicho la señora Becerra.
—Le tomó un rato darse cuenta de qué le estaba hablando —comentó Nivia—. Creo que en verdad se olvidó de todo. ¡Y quiere que trabaje otra vez para ella el viernes!
Mamá sonrió.
—Ese florero quizá parecía invaluable, ¿quién sabe? Pero la señora Becerra te perdonó por haberlo roto, y quizá tomó la decisión de no recordarlo más, así que lo olvidó. Ese es un buen ejemplo de la forma en que Dios nos perdona por nuestro pecado. Jesús murió en la cruz para pagar el precio por todas las cosas malas que hemos hecho y, cuando le confesamos nuestro pecado, ¡Él nos perdona y nunca más lo vuelve a mencionar! Podemos aceptar el perdón del Señor y seguir sirviéndole.
KAREN R. LOCKLEAR
DIOS PERDONA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 8:12
TENDRÉ MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES, Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS.
¿Sigues sintiéndote mal por alguna cosa mala que hiciste, incluso después de haberla confesado a Dios y de pedirle que te perdone? La Biblia dice que Él quitará tu pecado y no volverá a pensar en él. En lugar de pensar una y otra vez en lo que hiciste mal, puedes tener paz porque sabes que Dios te ha perdonado. Acepta Su perdón y dale gracias. ¡Él es en verdad un Dios maravilloso!
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