Una nueva tradición

¡CLONK, CLONK, CLONK! Olivia golpeó las teclas del piano con los puños; las lágrimas llenaban sus ojos.

Su padre dejó a un lado la corona navideña de pino que estaba a punto de colgar y fue corriendo al lado de Olivia.

—¿Qué pasa, hijita? Estabas tocando tan lindo el piano. Como sabes, Noche de paz es mi villancico favorito.

Él aclaró su garganta, preparándose para cantar, pero Olivia lo detuvo.

—No, papá. No quiero tocar este año. Todo está mal esta Navidad.

Su padre puso una expresión de tristeza.

—Tienes razón. Sin tu mamá, la Navidad no es igual.

Olivia se secó una lágrima y apuntó hacia la cocina.

—Mamá siempre hacía galletas en casa en esta época. Es una tradición que llevamos galletas al hogar de ancianos para repartirlas a los residentes. Este año nada se siente bien sin mamá.

Papá asintió lentamente.

—Quisiera poder hacer galletas, pero no pude encontrar la receta de tu madre. Sé que era una de tus tradiciones favoritas —su voz se quebrantó levemente—. Lo siento, hija.

Olivia miró a su padre y, por primera vez, se dio cuenta de lo difícil que debía ser esta Navidad también para él. La niña cerró los ojos e hizo una oración en silencio por los dos. «Jesús, sé que Tú entiendes lo que estamos viviendo porque también experimentaste la tristeza cuando viniste a morar para salvarnos», oró. «Por favor, ayúdanos a salir adelante». Cuando abrió los ojos, su mirada se posó en la partitura que tenía frente a ella. De repente, tuvo una idea:

—Papá, ¿qué te parece si este año iniciamos una nueva tradición?

—¿Qué tienes en mente?

Olivia puso sus manos en el piano y tocó los primeros acordes de Noche de paz. Instintivamente, su papá empezó a cantar.

—Noche de paz, noche de amor, todo duerme en derredor.

Olivia dejó de tocar.

—¿Ves? Ninguno de los dos puede cocinar como mamá, pero yo puedo tocar el piano y tú puedes cantar. El hogar de ancianos tiene un piano. ¿Qué te parece si vamos allá hoy en la noche y cantamos villancicos con los residentes? Apuesto a que eso hará que su Navidad sea muy especial.

La sonrisa de su padre lo decía todo.

—Esa es una excelente idea, hija. Será una nueva tradición maravillosa.

Olivia sonrió.

—Es una tradición que haría feliz a mamá.

AMANDA SPINO

CONVIERTE TU TRISTEZA EN DANZA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 34:18

CERCANO ESTÁ EL SEÑOR A LOS QUEBRANTADOS DE CORAZÓN, Y SALVA A LOS ABATIDOS DE ESPÍRITU.

¿Alguna vez te has sentido tan triste que te preguntaste si volverías a ser feliz otra vez? La Biblia promete que, en esos momentos, Jesús está muy cerca de ti. Él sabe cómo se siente la tristeza y quiere llorar contigo, consolarte y ayudarte a sentir la paz y el gozo que vienen por conocerlo a Él. La próxima vez que te sientas triste, ve a Jesús para que puedas convertir tu tristeza en danza.

Clave de Hoy
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