Una niña común y corriente
“¡Oye, Amanda, espera!”
Amanda metió rápidamente en su mochila el examen que estaba mirando, al ver que su amiga Cecilia venía corriendo hacia ella.
“¿Cómo te fue hoy?”, preguntó Cecilia.
Amanda se encogió de hombros. “Bien, supongo”.
“No parece que estés bien”, opinó Cecilia. “¿Qué ocurre?”
Amanda vaciló, pero después abrió lentamente el cierre de su mochila y le entregó el examen a su amiga.
“Sacar 7 no es malo”. Cecilia le devolvió la hoja a su amiga.
Amanda miró fijamente la calificación y luego negó con la cabeza. “Estudié tanto. Jamás podré sacar un 10 o un 9, solo un corriente 7 promedio”. La niña suspiró. “Y también me fue mal en el fútbol otra vez. Solo soy Amanda, la común y corriente”.
Cecilia dejó de caminar. “No eres común y corriente. Eres muy especial”.
Amanda sonrió. “Eres mi mejor amiga; es obvio que dirías eso”.
“No soy la única que cree que eres especial”, aseguró Cecilia.
“Sí, claro”. Amanda empezó a caminar nuevamente. “¿Quién más lo cree?”
Cecilia apuntó al cielo. “Dios”.
Amanda sacudió su cabeza. “Estás bromeando, ¿cierto?”
“No. Mi mamá me dijo que Dios nos creó, a cada una de nosotras. Y ya que Él nos creó, somos especiales a Sus ojos”.
“No me siento especial”. El labio de Amanda tembló.
Cecilia puso el brazo alrededor de los hombros de su amiga. “Mi mamá me dijo que el hecho que somos especiales para Dios no depende de cómo nos sintamos o lo que hagamos”.
“Entonces, ¿de qué depende?” Amanda arrugó su nariz, confundida.
“Todo depende de Dios. El que seamos especiales no tiene nada que ver con nosotros. Tiene que ver con Jesús, el Hijo de Dios, y cómo Él murió y resucitó para salvarnos. Tanto así nos ama”, explicó Cecilia. “¿No te parece genial?”
Amanda pensó por un instante. “Entonces, si saco un 7 o un 10, ¿eso no le importa a Dios? ¿Sigo siendo especial para Él simplemente porque Él me creó y murió por mí?”
“Exacto”, respondió Cecilia.
“Guau”. Amanda sonrió. “Tienes razón, ¡sí es genial!”
Cecilia asintió. “¿Qué tal si le pides permiso a tu mamá para que vengas a mi casa?”
“Está bien”, contestó Amanda. “Pero mañana tengo otro examen, entonces no me puedo quedar mucho tiempo. A pesar de que soy especial, ¡realmente me gustaría sacar al menos un 9 en este!” — NANCY TODD
ERES ESPECIAL A CAUSA DE JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14
TE DARÉ GRACIAS, PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO.
¿Cómo te sientes sobre ti mismo? ¿Te sientes común y corriente o especial? A pesar de cómo te sientes, eres especial para Dios. ¡Él envió a Su Hijo a morir por tus pecados para que pudieras vivir con Él para siempre! Definitivamente eres especial, no por nada que hayas hecho, sino por lo que Jesús hizo por ti. Él te creó, te salvó y te ama. Dale gracias a Dios por hacerte especial.
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