Una luz en la oscuridad
La lluvia golpeaba contra la ventana y Memo estaba sentado en el sillón, leyendo. Las gotas cayeron con más fuerza, el viento empezó a soplar y luego un destello de relámpago alumbró el cielo, seguido por el rugido de un relámpago. De repente, la habitación quedó en total oscuridad.
—¡Oigan! —gritó Memo.
—Es por la tormenta. Nos quedamos sin electricidad —explicó el padre del niño, acercándose a la ventana—. Mira, todo el vecindario está sin luz.
Memo se levantó.
—¡Ay! —exclamó en el momento que se golpeó la rodilla con la mesa de la sala—. ¡No puedo ver nada!
—Espera —indicó papá.
Se escuchó movimiento, un crujido, el sonido de un raspón y la luz brilló cuando papá encendió una vela y la puso sobre la mesa. La sala se iluminó con una luz naranja. El padre encendió unas velas más y la habitación se veía mucho más clara.
Memo se dejó caer en el sillón y se frotó la rodilla.
—Qué bueno que tengamos velas. No quiero golpearme otra vez.
Papá rio.
—Caminar en la oscuridad no es una buena idea. Puedes perderte o hacerte daño —él apuntó a la rodilla de su hijo—. Necesitamos la luz. Estamos indefensos sin ella.
—Eso me recuerda al versículo que aprendimos en mi clase de la iglesia la semana pasada —comentó Memo—. Decía que Jesús es la luz.
Su padre asintió.
—En la Biblia, Jesús dice que Él es la luz del mundo. Sin Él, caminamos a ciegas en la oscuridad del pecado. Pero cuando tenemos a Jesús como nuestra luz, Él hace desaparecer las tinieblas. A través de Su vida, muerte y resurrección, el Señor hace brillar Su amor y perdón en nosotros, para que podamos ver el camino y seguirlo. Sin Jesús, estamos perdidos.
Memo se frotó otra vez la rodilla adolorida.
—Pero ¿qué pasa si se va la luz?
Papá negó con la cabeza.
—Jesús es la luz que ninguna oscuridad puede derrotar. Él nos ha prometido vida eterna a Su lado y nada puede separarnos de Su amor.
En ese momento las luces volvieron a encenderse. Memo sonrió y tomó su libro. La tormenta estaba pasando.
—Deja las velas ahí, papá. Necesitamos la luz.
CATHRYN FREE
JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 8:12
JESÚS LES HABLÓ OTRA VEZ, DICIENDO: «YO SOY LA LUZ DEL MUNDO; EL QUE ME SIGUE NO ANDARÁ EN TINIEBLAS, SINO QUE TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA».
¿Alguna vez te has perdido en la oscuridad? Quizá te despertaste en la mitad de la noche para ir a tomar agua y te golpeaste el dedo del pie o creíste ver algo que se movía en las sombras. Pero ¿qué pasa cuando prendes la luz? Puedes ver y, de repente, ya no te da miedo. Sin Jesús, estamos perdidos en la oscuridad del pecado y de la muerte. Pero así como cuando enciendes la luz en una habitación oscura, Jesús hace brillar Su amor en nuestras vidas. El Señor perdona nuestros pecados, nos salva del diablo y de la muerte, y nos guía en nuestro caminar con Él cada día.
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