Una colmena, muchos miembros
Cecilia miró por la ventana mientras los campos conocidos pasaban zumbando de camino a la casa de sus abuelos.
—¡Ya llegamos! —exclamó cuando la vio—. ¡Ahí está el abuelo en el patio de atrás, con sus abejas! —la niña salió del automóvil y corrió hacia las colmenas. Al acercarse, vio cómo su abuelo sacaba un marco lleno con cientos de abejas—. ¡Parece que están trabajando muy duro! —opinó Cecilia al mirar a las abejas ocupadas que se movían rápidamente por todo el marco.
—Oh, sí —afirmó el abuelo—. Las obreras cuidadoras están alimentando a las larvas, la reina está poniendo los huevos y las demás abejas están limpiando o haciendo miel. Las abejas incluso guardan la entrada de la colmena. Cada una de ellas tiene una tarea especial para hacer todo el trabajo.
Cecilia observó cómo una abeja limpiaba una celda diminuta. No le pareció que fuera la tarea más divertida.
—¿Qué pasaría si las abejas no quisieran hacer sus tareas y dejaran de trabajar? —preguntó.
El abuelo levantó las cejas.
—Cada tarea es vital para la colmena, incluso las que no parece tan importantes. La colonia no sobreviviría si las abejas no hicieran su trabajo.
—¿Incluso la limpieza? —preguntó Cecilia.
—¡Especialmente la limpieza! —respondió su abuelo—. Las abejas son muy higiénicas —él miró pensativo a los insectos que estaban en el marco—. Esto me recuerda lo que la Biblia dice en Romanos. La iglesia es un cuerpo con muchos miembros, al igual que la colmena, y no todos los miembros tienen el mismo trabajo. Algunas personas enseñan, otras lideran y otras hacen cosas como servir a los necesitados o buscar la manera de animar a la gente. Necesitamos a todos para tener un cuerpo de Cristo saludable y funcional que comparta Su amor con el mundo.
—¿Y yo tengo una tarea en la iglesia? —preguntó la niña.
El abuelo asintió.
—Todos tenemos dones y talentos que Dios nos dio. Él te mostrará cómo puedes usarlos para servir a la iglesia —el abuelo puso el marco nuevamente en la colmena—. Muy bien, señorita —dijo con una sonrisa—. Tengo una tarea para ti.
—¿Cuál tarea? —contestó Cecilia.
—¡Ve a preguntarle a tu abuela cuándo estará lista la cena!
Cecilia sonrió y levantó su pulgar.
—¡Esa es una tarea que definitivamente puedo hacer!
TARA WHICKER
TODOS LOS DONES SON IMPORTANTES
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:5-6 (NVI)
NOSOTROS, SIENDO MUCHOS, FORMAMOS UN SOLO CUERPO EN CRISTO, Y CADA MIEMBRO ESTÁ UNIDO A TODOS LOS DEMÁS. TENEMOS DONES DIFERENTES, SEGÚN LA GRACIA QUE SE NOS HA DADO.
¿Tienes algún don especial que Dios te haya dado? Quizá es animar o ayudar o dar con generosidad. Todos nuestros dones son importantes en el cuerpo de Cristo y deberíamos usarlos para servir a la iglesia. Confía en que Dios guiará tus pasos mientras aprendes a reconocer y usar los dones que Él te ha dado.
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