Un partido de fútbol

—¡Vamos, Cohetes, vamos! —gritaba la familia de Pedrito—. ¡Vamos, Cohetes, vamos!

Era una hermosa mañana de sábado y toda la familia estaba ahí para ver el partido de fútbol de Pedrito. El niño acababa de cumplir cinco años y estaba muy emocionado por su primero juego.

—¡Vamos, Linces, vamos! —gritaban los hinchas del equipo contrario.

Las porras de ambos lados llenaron los oídos de Pedrito cuando tuvo el balón y comenzó a llevarlo hacia el arco. Su corazón se sacudió de la emoción cuando se dio cuenta de que tendría la oportunidad de anotar un gol. ¡Pero no se dio cuenta de que estaba corriendo hacia el arco equivocado!

La hermana mayor del niño, Ana, trató de advertirle.

—¡No, Pedrito! ¡Arco equivocado! —gritó Ana.

Pedrito siguió llevando el balón y luego pateó para meter un gol.

—¡Gol! —gritó con una gran sonrisa, que rápidamente se convirtió en un ceño fruncido cuando se dio cuenta de su error.

—¡No te preocupes, hijo! —le dijo su padre.

—No entiendo. ¿Por qué es tan bobo? —preguntó Ana.

—Hija, este es el primer partido de tu hermano —respondió papá—. Probablemente se distrajo con todo el ruido. Debemos ser pacientes con él y animarlo. Después de todo, a veces todos cometemos errores así, incluso los adultos.

—¿En serio? —preguntó Ana.

—Sí —aseguró su madre—. Ya sea en un partido de fútbol o en nuestro caminar con Jesús, perdemos el rumbo y no sabemos a dónde vamos cuando nos distraemos.

Su padre asintió.

—Por eso necesitamos que otros cristianos nos animen y nos ayuden a mantenernos enfocados en Jesús, que nos muestren Su paciencia y amor cuando cometemos errores —él miró la cancha de fútbol—. Animemos a Pedrito y a su equipo.

—¡Vamos, Cohetes, vamos! ¡Dale, Pedrito, dale! —alentó la familia.

En ese momento, otro niño de los Cohetes cometió el mismo error de Pedrito. Él se veía devastado y estaba a punto de llorar.

—Deberíamos animarlo —sugirió Ana—. ¡Todo está bien, no pasa nada! —gritó.

Otras personas que estaban en las gradas se unieron.

—¡Todo está bien, no pasa nada!

Entonces Pedrito se acercó y le dio un abrazo. El niño sonrió y siguió jugando. Unos momentos después, Pedrito tomó posesión del balón. Esta vez se aseguró de apuntar al arco correcto. Pateó y la pelota entró.

—¡Lo logré! —exclamó Pedrito.

Toda la familia daba brincos y alentaba desde las gradas.

—¡Así se hace, Pedrito!

KELLY CHOY

ANIMÉMONOS UNOS A OTROS

VERSÍCULO CLAVE: 1 TESALONICENSES 5:11 (TLA)

ANÍMENSE LOS UNOS A LOS OTROS, Y AYÚDENSE A FORTALECER SU VIDA CRISTIANA, COMO YA LO ESTÁN HACIENDO.

¿Has cometido un error durante un partido importante? ¿Y en tu vida cristiana? A veces podemos dejar que las cosas del mundo nos distraigan de nuestra meta de seguir a Jesús y de ayudar a que más personas conozcan sobre Él. Pero cuando otros cristianos nos animan y nos recuerdan la paciencia, el perdón y el amor de Jesús, rápidamente podemos volver a enfocarnos en lo que es importante. ¿Cómo puedes animar a alguien en este día?

Clave de Hoy
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