Un mal día

Cuando la madre de Milo oyó que él dio un portazo para encerrarse en su habitación, supo que algo andaba mal.  Ella encontró a su hijo sentado en la cama, con lágrimas en sus ojos. 

—¿Qué sucedió, Milo? —preguntó mamá mientras se sentaba a su lado.

—Tuve un día horrible.  Saqué 65 en el examen de inglés, ese que me pasé estudiando por una hora —el niño resolló—.  Y hoy jugamos baloncesto en la clase de educación física.  Fallé tantas veces al tratar de anotar una canasta, y después unos niños de mi clase se burlaron de mí.

—Siento mucho que hayas tenido un día difícil —expresó su madre, abrazándolo—.  A ver, te ayudaré a estudiar para tu próximo examen de inglés.  Veamos si podemos subir ese promedio, ¿bueno?

Milo asintió.

—¿Me puedes ayudar también con el baloncesto?

—No, pero tu hermana sí puede.  ¿Qué te parece si le pides que te ayude a entrenar un poco?  Después de la escuela, podrás practicar lo que ella te enseñe.

—Está bien —aceptó Milo, y cuando Celeste llegó a casa después de su entrenamiento de baloncesto, él le pidió ayuda.

Celeste asintió.

—Claro, podemos ir juntos a lanzar canastas.  Puedo mostrarte algunos trucos, pero no esperes anotar cada vez que lances la pelota.  Solo haz tu mejor esfuerzo y disfrútalo.

Esa noche, antes de acostarse, Milo se arrodilló y empezó a recitar la oración que había aprendido cuando era pequeño, pero se detuvo en la mitad.  «Esa oración para niños no es lo que realmente quiero decir», pensó.

Al pensar en lo que le ocurrió durante el día, Milo recordó las conversaciones que tuvo con su mamá y con su hermana.  Le ayudó mucho platicar con ellas de sus problemas.  Entonces le vino a la mente una idea.  «Supongo que puedo hablar con Jesús tal como converso con mi mamá y con Celeste».

Antes de darse cuenta, Milo le estaba contando a Jesús sobre su mal día.  «Por favor, ayúdame para que me vaya mejor en la escuela y en el baloncesto», oró.  «Gracias por darme una mamá y una hermana que me aman y me ayudan.  Gracias por escucharme y gracias porque te importa todo lo que hago.  Me alegra que entiendas lo que estoy pasando y que siempre estés a mi lado para ayudarme».

Milo terminó se orar, se acostó en su cama y haló las cobijas.  «Voy a hablar con Jesús más a menudo», decidió.

KATHY LAHEY

HABLA CON JESÚS; TÚ LE IMPORTAS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 62:8 (NTV)

CONFÍA EN DIOS EN TODO MOMENTO; DILE LO QUE HAY EN TU CORAZÓN, PORQUE ÉL ES NUESTRO REFUGIO.

¿Compartes tus problemas con Jesús?  A Él le importa lo que estás viviendo y quiere ayudarte.  Puedes conversar con el Señor tal como lo harías con un amigo o un miembro de tu familia.  Cuéntale lo que está pasando en tu vida.  Pídele que te guíe y dale gracias por todas las cosas buenas que ha hecho por ti.  Jesús te ama y cuida de ti, y siempre estará a tu lado para escucharte y ayudarte.  Puedes hablar con Él en cualquier momento.

Clave de Hoy
0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *