Transformados
—Qué lindo está el día soleado —opinó mamá—. ¿Quieres ayudarme a sembrar semillas en el jardín? Podemos plantar las semillas de flores que encontramos en la casa de la abuela.
—¡Está bien! —exclamó Leo—. Voy a traerlas —el niño corrió para traer los paquetitos de colores brillantes, y en poco tiempo él y su madre enterraron las diminutas semillas en la tierra fértil y oscura—. Me pregunto si habrá flores en el cielo —comentó Leo de repente. Su abuela había fallecido hace poco y él sabía que ahora ella estaba en el cielo.
Mamá sonrió.
—¡Espero que sí!
—Es difícil entender cómo será el cielo, ¿verdad? —declaró Leo—. Sé que la abuela está allá ahora, pero… —el niño hizo una pausa—. Todavía tendremos cuerpos, ¿verdad? Sé que el pastor Holger dijo que la abuela dejó su cuerpo y se fue a estar con Jesús, pero dijo que su cuerpo sería resucitado algún día, cuando Jesús regrese para restaurar al mundo —Leo vaciló—. Pero la abuela estaba anciana y enferma, y no creo que ella quiera volver a tener su cuerpo.
—La Biblia dice que, cuando nuestros cuerpos sean resucitados, serán cambiados —explicó su madre—. Serán cuerpos gloriosos, celestiales.
—Pero ¿cómo puede cambiar tanto un cuerpo anciano y enfermo como el de la abuela?
Mamá pensó por un momento.
—Hijo, ¿realmente crees que esas semillas que estás sembrando crecerán para convertirse en flores? —le preguntó.
Leo la miró, sorprendido.
—¿Y por qué no crecerían?
—Míralas… ¡son tan chiquititas y feas! No se parecen nada a las flores de la fotografía —la madre apuntó la imagen que estaba en el paquete de semillas, donde se veía una masa gloriosa de flores rojas, anaranjadas y amarillas—. ¿Realmente crees que esas semillas pueden convertirse en algo tan hermoso y diferente, como esto?
—¡Mamá! ¡Por supuesto que sí! —exclamó Leo—. Son semillas, es lo que hacen.
Su madre sonrió.
—Solo quiero que veas cómo Dios puede hacer que cambien las cosas. Así como Él creó semillas diminutas que se convierten en flores grandes y bellas, Dios promete que algún día Él transformará a quienes confían en Jesús, y les dará cuerpos más gloriosos de lo que podemos imaginar.
Leo miró el paquete y las semillas que tenía en su mano.
—Cuerpos gloriosos y celestiales —murmuró, y luego sonrió—. ¡Qué bien!
TANYA FERDINANDUSZ
LOS CRISTIANOS RECIBIRÁN CUERPOS GLORIOSOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:44
SE SIEMBRA UN CUERPO NATURAL, SE RESUCITA UN CUERPO ESPIRITUAL.
¿Alguna vez te has preguntado cómo serán los cuerpos nuevos que Jesús nos dé? Piensa en cómo Dios hace que las plantas de todas las formas, tamaños y colores crezcan de pequeñas semillas. ¡Ese es un pequeño adelanto de lo que Él puede hacer! Puedes estar seguro de que el Señor hará milagros aún mayores cuando dé a los cristianos nuevos cuerpos gloriosos que durarán para siempre.
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