Tiempo de almacenar
Abi usó una cuchara grande para levantar cuidadosamente un durazno del agua caliente que su madre había derramado sobre la fruta. Después de pelarlo con delicadeza, se lo pasó a su mamá. La madre partió el durazno en la mitad, lo abrió y le quitó la semilla. “Qué mal que los duraznos no crecen todo el año”, comentó la niña con un suspiro. “Entonces no tendríamos que almacenarlos. Es mucho trabajo”. Ella levantó otro durazno. “¿Por qué tenemos que hacer tantas conservas? No creo que ninguna de mis amigas lo haga”.
“Tal vez no”, indicó mamá, “pero los duraznos conservados en casa tienen tan buen sabor, mucho mejor que los comprados en la tienda. Incluso es mejor que los duraznos frescos que se venden fuera de temporada”.
“Eso es verdad”, aceptó Abi. “¡Son deliciosos!”
“Cuando pienso en cuánto disfrutaremos al comer estos duraznos en invierno, el trabajo me parece más placentero”, opinó la madre. “Tendremos suficientes duraznos en conserva como para que nos duren hasta que se acabe el clima frío”.
“Pensar en eso sí ayuda… un poquito”, expresó la niña mientras pelaba la cáscara de un durazno. “¡Muy poquito!”, agregó con una sonrisa.
“¿Sabías que Jesús habló sobre almacenar cosas?”, preguntó mamá.
Abi rio. “¡Oh, mamá! ¡Jesús no puso las frutas en frascos!”
“Estoy segura de que no lo hizo”, contestó su madre con una sonrisa. “Él habló acerca de almacenar cosas en nuestros corazones, no en latas”.
“¿En nuestros corazones?”, preguntó Abi. “¿Versículos de la Biblia, ¿tal vez?”
“Sí, pero también se refirió a los pensamientos y sentimientos que almacenamos”, respondió la madre. “Jesús dijo que podemos darnos cuenta de lo que una persona tiene en su corazón por la manera en que habla. Los buenos pensamientos y sentimientos acerca de Dios y de la gente se harán evidentes por las palabras amables que digamos. Es como si nuestras bocas derramaran lo que hemos almacenado en nuestros corazones y mentes”.
Abi se estiró para tomar un durazno arrugado y se lo mostró a su madre. “Supongo que almacenar malos pensamientos sería como hacer conservas con duraznos dañados”, señaló. “¡Guácala! ¿Quién va a querer comer eso? Tenemos que desechar la fruta dañada, y lo mismo debemos hacer con los malos pensamientos”.
“Tienes toda la razón”, afirmó mamá. “Deshagámonos de ellos lo más rápido posible y confiemos en que Jesús llenará nuestros corazones y mentes con Su amor”. — CAROLYN E. YOST
ALMACENA BUENOS PENSAMIENTOS
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 6:45
EL HOMBRE BUENO, DEL BUEN TESORO DE SU CORAZÓN SACA LO QUE ES BUENO.
¿Qué oyen las personas para saber qué hay almacenado en tu corazón? ¿Tus palabras revelan un corazón que ha sido cambiado por Jesús y lleno con Su amor por los demás? Si conoces a Jesús como tu Salvador, Él te ha dado Su bondad y amor, para que puedas guiar a otros hacia Él. Confía en que Jesús te ayudará a almacenar pensamientos y sentimientos de amor en tu corazón y en tu mente, para que puedas demostrar a los demás Su bondad a través de tus palabras.
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