Tesoros que importan

—¿Qué pasa, hijita? —preguntó mamá cuando Amelia entró en la casa—. Tu cara me dice que algo no está bien.

Las palabras de Amelia no se hicieron esperar:

—Abi siempre está presumiendo de su ropa, de todos los lugares a los que va y de cuánto dinero tiene. Hoy no dejaba de hablar del viaje que su familia tiene planeado para las vacaciones de Semana Santa. ¡Estoy harta de oír esas cosas!

Su madre la miró, pensativa.

—No tienes envidia, ¿o sí? —Amelia se sonrojó un poquito. Después de un momento, mamá volvió a hablar—. Te voy a dar dos regalos.

—¿En serio? —preguntó Amelia, sorprendida. Entonces entrecerró los ojos—. Algo me dice que esto es una trampa.

Su madre sonrió.

—Este es el primer regalo —ella extendió sus brazos y le dio a su hija un fuerte abrazo—. Te amo, te amo, te amo —le dijo mamá, usando la frase favorita de la familia.

—También te amo, mamá —respondió Amelia mientras su madre iba por su cartera—. Pero todavía creo que aquí hay una trampa.

Mamá sonrió, abrió su cartera y le entregó a su hija un poco de dinero.

—Este es tu segundo regalo.

Amelia chilló de emoción.

—Oigo que viene el camión de los helados. ¿Puedo usar este dinero para comprar un helado?

Su madre asintió y la niña salió corriendo, olvidándose de buscar dónde estaba la trampa. Esa noche, cuando Amelia estaba lista para dormir, quería darles las buenas noches a sus padres.

—¿Qué te queda de los dos regalos que te di? —preguntó mamá.

—Bueno, el dinero me gasté y el helado me lo comí… ¡aunque tal vez todavía tenga algo de color azul en mis dientes! —ella rio mientras abrazaba a su madre—. Pero todavía tengo tu amor, ¡y no me lo vas a quitar!

—Siempre tendrás mi amor —aseguró mamá—. Te di esos dos regalos porque quería que te dieras cuenta de que tienes algo mucho más valioso que cualquier cosa que el mundo te pudiera ofrecer. Las cosas terrenales son como el dinero que te di… no duran. Pero el amor, sí. Y junto con el amor de tu familia, también tienes el amor de Dios, que es mucho más grande que el amor humano. Y debido al amor incondicional de Dios, has recibido vida eterna a través de Jesús, quien murió por tus pecados para que pudieras ser una hija de Dios. Así que, como puedes ver, en realidad eres una jovencita muy afortunada.

SUSI MCCORD

NO TENGAS ENVIDIA DE LO QUE TIENEN OTROS NIÑOS

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 12:15

[JESÚS] LES DIJO: «ESTÉN ATENTOS Y CUÍDENSE DE TODA FORMA DE AVARICIA; PORQUE AUN CUANDO ALGUIEN TENGA ABUNDANCIA, SU VIDA NO CONSISTE EN SUS BIENES».

¿Alguna vez has deseado tener las cosas que tienen otros niños? Recuerda que los tesoros terrenales son temporales, no perduran. El amor de tu familia y amigos es mucho más importante, pero lo más maravilloso e importante de todo es el amor de Dios, quien nos ofrece vida eterna a través de Su Hijo, Jesús. Así que no tengas envidia si otros niños tienen más cosas que tú. Más bien, recuerda que tienes un tesoro eterno que solo se encuentra en Jesús.

Clave de Hoy
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