Tesoro en una caja de cartón
Luisana estaba ordenando su armario con su hermana mayor, Betania.
—Ya no me queda casi toda la ropa que compré este año —comentó Luisana—. Me alegra que podamos dársela a alguien más que necesite ropa nueva —la niña dio un vistazo a la parte de arriba del armario—. ¿Puedes ver si hay algo allí arriba? No logro alcanzarlo.
Betania estiró los brazos y sacó una polvorienta caja arrugada de cartón.
—No se ve muy importante. Se está desbaratando.
—¡Pero es el interior lo que cuenta! —exclamó Luisana—. Ahí guardo mis cosas más especiales, como las conchitas que encontramos en la playa el verano pasado y las cartas que me escribías cuando te fuiste a la universidad.
—¿En serio? Eres muy dulce —opinó Betania, dejando la caja en el piso, a un lado—. Me aseguraré de no regalar esta caja.
—Sí —afirmó Luisana—. Es gracioso cómo todas esas cositas son tan importantes, aunque no se ven así desde afuera.
Betania asintió.
—¿Sabes? Tu caja se parece mucho a uno de mis versículos favoritos en la Biblia —indicó—. Segunda a los Corintios 4:7 dice que conocer a Jesús es como tener un tesoro en vasos de barro. Jesús murió por nuestros pecados y después resucitó, derrotando al pecado y a la muerte. ¡Él es el mayor tesoro de todos y ofrece vida eterna a cualquiera que confíe en Él! Pero nosotros somos como vasos de barro, que no se ven muy bien por fuera y no duran para siempre, igual que tu caja de cartón.
—¡Pero adentro hay un tesoro! —Luisana sonrió.
Betania chasqueó los dedos.
—¡Eso es! Los cuerpos que tenemos ahora no duran para siempre y todas nuestras cosas materiales son temporales, pero nuestro tesoro de la vida con Jesús es para siempre que Él promete que nos levantará de entre los muertos algún día. No importa cuán grande sea nuestra casa, cuán cara sea nuestra ropa ni cuánto dinero tengamos, porque guardamos el tesoro de Dios en nuestros corazones. Cuando sabemos esto, podemos ser generosas con otros y compartir las bendiciones que Dios nos ha dado. Pero más que nada, eso significa que debemos compartir el tesoro de Dios, que es la vida eterna.
ABBY CIONA
JESÚS ES EL MAYOR TESORO
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 4:7
PERO TENEMOS ESTE TESORO EN VASOS DE BARRO, PARA QUE LA EXTRAORDINARIA GRANDEZA DEL PODER SEA DE DIOS Y NO DE NOSOTROS.
¿Dónde guardas las cosas que son más importantes para ti? La vida no se trata de las posesiones o el dinero o lo que tenemos o lo que nos falta. Lo más importante es que conozcamos a Jesús y aceptemos Su regalo de la vida eterna. Sé generoso y comparte con los demás los regalos que Dios te ha dado, especialmente el mayor tesoro que existe: Jesús.
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