Tan amado como un gatito (Parte 1)

«¡Miau! ¡Miau!»  Malaquías miró asombrado el pequeño transportín que llevaba tres gatitos diminutos.

—Mamá, ¡sus maullidos suenan como chillidos!

Su madre asintió mientras tomaba el transportín.

—Lo sé.  Son tan chiquitos.  Me alegra que podamos recibirlos.

La madre de Malaquías trabajaba como rescatista profesional de gatitos, proveyendo un hogar temporal para gatitos que necesitaban cuidado.  Mamá cargó a uno de los gatitos.  Sus ojos estaban cerrados y el pequeñín dejó salir un chillido.

—¡Son tan chiquitos! —exclamó Malaquías—.  ¿Puedo cargar uno?

—No todavía —indicó su madre—.  Parece que todos los gatitos tienen pulgas.  Primero tenemos que darles un tratamiento.

—¡Guácala! —expresó Malaquías—.  Las pulgas me dan asco.

Mamá llevó a los gatitos al lavaplatos.

—¡Sí!  Las pulgas hacen daño a los gatitos y es difícil deshacerse de ellas.  ¿Podrías pasarme esa peinilla para pulgas que está sobre la mesa?

Malaquías obedeció y arrugó la nariz.

—¡Siento mucho que tengan pulgas, gatitos!

La madre peinó cuidadosamente a los gatitos.  Después los bañó con un jabón especial para deshacerse de todas las pulgas que quedaron.  Aun cuando ya no tenían pulgas, los gatitos necesitaban de muchos cuidados, incluyendo alimentación especial y medicina.  Pero después de un tiempo los gatitos comenzaron a crecer, a ponerse más saludables, fuertes y lindos cada día.

Algunas semanas más tarde, Malaquías y su mamá estaban jugando con los gatitos, que estaban felices explorando, trepando y recibiendo mimos.

—¿No te parece asombroso que los gatitos estén ahora tan saludables? —preguntó la madre.

—Sí —afirmó Malaquías—.  ¡Estaban en muy mala forma!  Hubieran muerto sino los rescatábamos.

Mamá asintió.

—Estos gatitos me recuerdan a nosotros.  Ellos estaban cubiertos de pulgas que les causaban dolor y su destino era la muerte si no recibían ayuda.  Sin Jesús, nosotros también estábamos desamparados.  Estábamos enfermos con el pecado y condenados a morir por su causa.  Pero Jesús intervino y nos rescató al morir por nuestros pecados en la cruz y resucitar de entre los muertos.

—Guau —expresó Malaquías—.  Jesús debe amarnos mucho.

La madre abrazó a su hijo.

—Sí, Él nos ama mucho.  Aunque nuestra enfermedad llamada pecado era mucho más repugnante que las pulgas, Jesús no tuvo miedo de venir a esta tierra y vivir con nosotros para rescatarnos.

KANDI ZELLER

JESÚS NOS RESCATA

VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 1:13 (NTV)

PUES ÉL [DIOS] NOS RESCATÓ DEL REINO DE LA OSCURIDAD Y NOS TRASLADÓ AL REINO DE SU HIJO AMADO.

¿Has sido rescatado?  ¿Sabías que Jesús es el único que puede rescatarnos del pecado y de la muerte?  Jesús nos ama tanto que estuvo dispuesto a hacer la difícil labor de salvarnos.  Si todavía no lo has hecho, ¡pon tu confianza en Él hoy mismo, para que Dios te rescate!  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).  Si ya has puesto tu confianza en Jesús, descansa en Su gran amor y cuidado para ti.

Clave de Hoy
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