También son personas
“¡No es justo!”, gritó Lidia mientras seguía a su madre al supermercado. La niña se estaba quejando sin parar de uno de sus maestros desde que mamá la recogió de la escuela. “Cuando el señor Barzola dijo que podíamos tener tiempo libre para estudiar, abrí mi libro de historia y mi lápiz se cayó del escritorio. No lo podía alcanzar desde mi asiento, así que me levanté para recogerlo, ¡y me gritó! No preguntó por qué me había puesto de pie ni nada, solo me regañó frente a toda la cla…” Lidia se detuvo de repente cuando vio al señor Barzola en la sección de frutas y verduras.
El maestro saludó a Lidia y a su madre, y luego dio una mirada incómoda a su carrito. “No estoy acostumbrado a planear las comidas y hacer las compras”, comentó, “pero acaban de operar a mi esposa y sigue en el hospital”.
“Lo siento mucho”, respondió la madre. “¿Cómo sigue?”
“Mucho mejor, pero…” El señor Barzola se encogió de hombros. “En realidad, lo que más me cuenta es llevar a mis dos hijos menores a la guardería y al mayor al jardín de niños todas las mañanas. ¡Estoy tan ocupado al tratar de dar clases, cuidar de los niños y tratar de pasar el mayor tiempo posible con mi esposa!”
Después de platicar por unos minutos, el señor Barzola volvió a su carrito y avanzó.
“Tu maestro se ve muy cansado y agotado”, aseguró mamá mientras ella y Lidia escogían algunos vegetales. “Tal vez esa es la razón porque exageró y te trató injustamente hoy”.
“Sí, nunca había pensado en que los maestros también tienen problemas”, admitió Lidia. “No debí haberme enojado tanto con él”.
Mamá sonrió. “He pasado por experiencias parecidas. Muchas veces he sentido que alguien fue injusto conmigo y me enojo, pero luego descubro que la persona con la que me enojé estaba pasando por algún problema personal grave. Debemos recordar que Jesús quiere que seamos pacientes con otras personas. Él siempre nos muestra Su gracia y comprensión cuando no reaccionamos bien al estrés en nuestras vidas, y debemos hacer lo mismo por otras personas. Debemos ser amables y ayudar a los demás en sus dificultades, en lugar de enojarnos con ellos”.
“Ya no estoy enojada con el señor Barzola”, expresó Lidia. “Trataré de recordar que los maestros también son personas”. — LINDA WEDDLE
SÉ COMPRENSIVO
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32
SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.
¿Alguna vez te han tratado injustamente? Es fácil que nos enojemos cuando eso sucede, ¿verdad? Pero quizá esa persona te trató mal porque tiene un problema grave del que no te has enterado. Eso no justifica su comportamiento, pero podría ayudar a explicar la razón porque actuó así. Jesús siempre es paciente con nosotros cuando afrontamos dificultades y Él nos enseña que tengamos paciencia con los demás y perdonemos. En lugar de enojarte, muestra la gracia de Dios a las personas.
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