¡Sin rendirse!

—¡Oh, no! ¡Un pez se quedó con mi carnada otra vez! —exclamó Reynaldo mientras sacaba su caña de pescar del agua—. ¡Eso es todo! ¡Me rindo! —el niño dejó su caña en el piso—. ¿Está bien si voy a ver el estanque de los sapos? —preguntó. Su padre asintió, así que Reynaldo caminó sin rumbo por el bosque de la granja de su abuelo, que él conocía muy bien, y dejó que su padre pescara solo.

Cuando Reynaldo regresó, una media hora después, papá le sonrió.

—¡Mira, hijo! ¡Creo que un pez mordió el anzuelo! —papá haló el hilo y sacó a la orilla un pez que luchaba y aleteaba. Reynaldo se sorprendió al ver que también había otros peces en su balde.

—¿Cómo lo hiciste, papá? —preguntó el niño.

—Solamente seguí intentándolo —indicó su padre—. Nunca atraparás un pez si tu caña está en el piso.

Reynaldo recogió su caña y volvió a poner una carnada en el gancho. Mientras seguían pescando, el niño comentó:

—Tal vez Claudio y Maximiliano sean como esos peces que atrapaste.

Papá levantó sus cejas.

—No creo que tus amigos se sientan muy halagados al escuchar que los compares con peces —opinó—. ¿A qué te refieres?

—Bueno, he tratado de hablarles de Jesús más de una vez… supongo que estaba pescando personas, como Jesús dijo que deberíamos hacer. Pero ellos nunca quieren hablar de Dios ni venir a la iglesia ni nada —Reynaldo hizo una pausa—. No parecen estar interesados para nada, así que la semana pasada decidí simplemente rendirme. Me pareció que no valía la pena seguir tratando de ayudarles a que conozcan más de Jesús.

—¿Y ahora te preguntas si tomaste la decisión correcta? —preguntó papá.

Reynaldo asintió.

—Tal vez sea como la pesca de hoy. Quizá solo tenga que seguir intentando un rato más.

—Es bueno que pienses así —afirmó papá—. Jesús promete que nos ayudará a compartir con los demás las Buenas Nuevas de cómo Él murió y resucitó para salvarnos, pero no es algo que siempre se pueda hacer rápida o fácilmente. Pero no te rindas. Sigue orando por tus amigos y permite que vean lo que Jesús ha hecho en tu vida, y confía en que Él te dará más oportunidades para hablarles de Él.

—Está bien, lo haré —de repente, Reynaldo sintió el tirón en su hilo—. ¡Papá! —exclamó—. ¡Creo que atrapé uno!

MARY ROSE PEARSON

SIGUE COMPARTIENDO DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:58

ESTÉN FIRMES, CONSTANTES, ABUNDANDO SIEMPRE EN LA OBRA DEL SEÑOR, SABIENDO QUE SU TRABAJO EN EL SEÑOR NO ES EN VANO.

¿Has tratado de hacer que alguien se interese en las cosas espirituales y te desanimaste después? ¿Dejaste de tratar de hablar con alguien sobre Jesús o de invitarle a la iglesia, porque piensas que no sirve de nada? No te rindas. Es tarea de Dios abrir los corazones de las personas al evangelio, pero Él puede usarte para apuntarles en la dirección correcta. Sigue haciendo todo lo que puedas para guiarles hacia Jesús y confía en que Él hará el resto.

Clave de Hoy
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