Sin ataduras

—Abuelita, en tiempos de la Biblia, la gente tenía que sacrificar animales para Dios, ¿verdad? —pregunto Jovita un día—. ¿Por qué ya no hacemos eso?

—Cuando Jesús murió por nuestros pecados, Él era el sacrificio perfecto. Los sacrificios de animales ya no son necesarios porque el sacrificio de Jesús cubre todas nuestras ofensas, cuando confiamos en Él.

—Bueno, cuando las personas hacían un sacrificio, había que matar algo, ¿cierto? —dijo Jovita—. Pero, en mi versículo para memorizar se habla de un sacrificio vivo. ¿Qué significa eso?

—Ser un sacrificio vivo significa entregar toda tu vida a Dios —la abuela tomó un pedazo pequeño de lana—. Supongamos que esta lana es mi vida. Es mi amor, mi familia, mi tiempo, mis acciones… mi todo. Toma, te la entrego —la anciana le entregó un extremo de la lana. Jovita la tomó, pero la abuela agarró con fuerza el otro extremo—. Ahí está… mi vida es toda tuya ahora. La sacrifico para ti —y ella haló un poquito la lana mientras hablaba.

Jovita rio.

—Entonces, ¿por qué no la sueltas?

—Buen punto —indicó la abuela—. Eso se parece a cuando los cristianos decimos que hemos entregado nuestras vidas como un sacrificio vivo para Dios, pero luego dejamos nuestra lana atada en algunas áreas. Por ejemplo, puede que no queramos que el Señor nos diga cómo invertir nuestro tiempo o dinero. O quizá sigamos poniéndonos en situaciones en las que seremos tentados a hacer cosas que son malas. Es posible seguir atados en un gran número de áreas —la abuela soltó su extremo de la lana—. Ahora forma un lazo.

—Está bien —afirmó Jovita, pero cuando empezó a formar un lazo, la abuela estiró su mano y volvió a agarrar el un extremo de la lana, casi arrancándola de los dedos de su nieta—. ¡Abuelita! ¿Qué estás haciendo?

—Ese lazo que estás haciendo es muy pequeño —se quejó la abuela. Ella sonrió al ver la cara de confusión en su nieta—. Los cristianos a veces actuamos como lo acabo de hacer. Cuando no nos gusta cómo son las cosas, tratamos de tomar nuestras vidas nuevamente y quitarlas de las manos de Dios. Para ser un sacrificio vivo, debemos recordar que le pertenecemos a Jesús, quien sacrificó Su propia vida para salvarnos, y confiar en Él para que nos guíe en cada parte de nuestras vidas.

—Aun cuando las cosas no salen como queremos, ¿verdad? —Jovita asintió—. Creo que ya lo entiendo.

JEAN A. BURNS

ENTRÉGALE TODA TU VIDA A DIOS

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:1 (NVI)

HERMANOS, TOMANDO EN CUENTA LA MISERICORDIA DE DIOS, RUEGO QUE CADA UNO DE USTEDES, EN ADORACIÓN ESPIRITUAL, OFREZCA SU CUERPO COMO SACRIFICIO VIVO, SANTO Y AGRADABLE A DIOS.

¿Estás escuchando a Dios cuando Él te guía en cada área de tu vida? ¿O sigues aferrado a algunos hilos y tratas de controlar tú mismo algunas áreas? Jesús hizo el sacrificio supremo para que pudieras ser salvo del pecado y pasar la eternidad con Él. El Señor se preocupa por ti y de lo que ocurre en tu vida, cada parte de ella. Confía en que Jesús te ayudará y te guiará en todas las áreas de tu vida… sin ataduras.

Clave de Hoy
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