Sembrando árboles

Cansado y sudoroso, Gabriel entró en la casa.

—¡Mamá! ¿Tenemos más limonada? Estamos a un millón de grados afuera.

—Estoy haciendo limonada ahora mismo —le contó su madre—. ¡No puedo creer que tengamos un clima así en esta época del año! Me sorprende que tú y Max estén jugando baloncesto en este calor.

—Es la temporada del baloncesto —indicó Gabriel, como si eso lo explicara todo—. Vamos a sentarnos en la sombra del roble mientras tomamos limonada y nos refrescamos un poco.

—Buena idea —afirmó mamá—. Y ya que van a descansar del baloncesto, ¿qué tal si tú y tu hermano me ayudan a ordenar estas cosas cuando terminen su limonada?

Gabriel frunció el ceño.

—¿Tenemos que hacerlo? O sea, lo haremos si dices que tenemos que hacerlo, pero… —el niño hizo una pausa y miró las pilas de cosas nuevas y usadas en la mesa y en el piso—. Vas a donar todas esas cosas a la organización que ayuda a las personas necesitadas y les habla de Jesús, ¿verdad? —preguntó—. Lo hemos hecho antes, pero nunca oímos nada más. Si sirve de algo, nunca lo vemos.

—Bueno, sí recibimos reportes de vez en cuando —le aseguró su madre. Ella se quedó mirando fijamente por la ventana un momento—. Pero aun cuando no recibimos noticias, es como ese viejo roble en el patio trasero.

Gabriel levantó la mirada, confundido.

—¿De veras?

—Tu bisabuelo plantó un árbol que era un retoño, aunque sabía que nunca disfrutaría su sombra refrescante en una tarde calurosa —mamá sonrió a su hijo—. Pero lo sembró de todas maneras.

—Y ahora disfrutamos su sombra en los días de calor —agregó Gabriel.

Su madre asintió y puso los vasos de limonada fría en una bandeja.

—No siempre vemos el fruto de nuestras labores enseguida, o no lo vemos nunca. Ayudamos a otros por el amor que Jesús nos ha mostrado y queremos que ellos también conozcan Su amor. Podemos confiar en que el Señor usará nuestros esfuerzos para traer a más personas a la fe en Él, tal vez ahora o quizá en veinte años. Dios no desperdicia ninguna cosa que hagamos para Él.

Gabriel tomó la bandeja con la limonada y caminó hacia la puerta. Entonces se detuvo y miró a su madre.

—Vendremos a ayudarte cuando terminemos de tomar la limonada —le dijo.

MIKE DIZE

LO QUE HAGAS PARA DIOS NUNCA SE DESPERDICIA

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:58 (NVI)

MANTÉNGANSE FIRMES E INCONMOVIBLES, PROGRESANDO SIEMPRE EN LA OBRA DEL SEÑOR, CONSCIENTES DE QUE SU TRABAJO EN EL SEÑOR NO ES EN VANO.

¿Te preguntas si las cosas buenas que haces por otros hacen la diferencia? No siempre podemos ver cómo nuestro trabajo para Dios tiene un impacto en los demás, pero el Señor aprovecha bien todo lo que hacemos para Él, ya sea que veamos los resultados enseguida o no los veamos nunca. Así que sigue haciendo cosas que demuestren a los demás el amor de Jesús. El Señor promete que cualquier cosa que hagas para Él no será en vano, no será para nada. Confía en que Dios bendecirá a otros a través de tus esfuerzos y ayudará a que más personas conozcan sobre Él.

Clave de Hoy
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