Sé tú mismo
Olivia entró en su nueva aula sintiéndose nerviosa y, al mismo tiempo, emocionada. Había vivido toda su vida en una aldea pequeña en Taiwán, pero ahora estaba comenzando una nueva aventura en la gran ciudad de Taipéi.
Después de que todos se sentaron aleatoriamente en sus pupitres, la maestra hizo que los niños se presenten y les ayudó a elegir a los líderes de la clase. Oliva era líder de su clase en su escuela anterior y esperaba ser elegida nuevamente. Sin embargo, para su decepción, sus compañeros más abiertos recibieron la mayoría de los votos.
Durante la clase de música, Olivia escuchaba mientras algunos estudiantes se tomaban turnos para tocar el piano. Todos en la clase aplaudieron cuando terminaron. “Mi familia no puede pagarme clases de piano”, pensó Oliva con envidia. “No es justo”.
En la clase de arte, algunos de los compañeros de Olivia pintaron hermosos dibujos. “Quisiera poder dibujar como ellos”, pensó.
En la clase de educación física, todos hicieron porras a los estudiantes atléticos. La amargura creció en el corazón de Olivia. “Nunca me va bien en los deportes. Quisiera que las personas me hicieran porras. Quizá debería tratar de ser como ellos”.
“Papá, ¿por qué todos mis compañeros son buenos en algo y yo no?”, preguntó Olivia esa noche, después de la cena. “¿Se olvidó Dios de darme algún talento?”
“Oh, hija mía, Dios no se olvidó de ti”, le aseguró su padre. “Él te ama. Entregó a Su Hijo, Jesús, para morir por ti, ¡así de preciosa eres para Él! Eres Su obra maestra, así que no tienes que compararte con otros”.
“Pero me enoja tanto cuando veo que otros hacen cosas que yo no puedo hacer”, confesó Olivia.
“Dios nos da diferentes habilidades a cada uno, y Él quiere que le glorifiquemos cuando podemos disfrutar los talentos de otros, no que tengamos envidia y amargura”, contestó su papá. “Dale gracias al Señor por las cosas que los demás pueden hacer, y confía en que Él usará los talentos que te ha dado, sean cuales sean, para atraer a otros hacia Él”.
“Gracias, papá”, respondió Olivia, llevándose esas palabras con ella a la cama y sintiéndose renovada.
Al día siguiente, Hortensia, una de sus compañeras, le dijo: “Oye, Olivia, tú eres buena para matemáticas. A mí me cuesta mucho. ¿Podrías ayudarme?”
Olivia se quedó perpleja. “¿En serio? Siempre he entendido matemáticas, pero nunca se me había ocurrido que era buena. ¡Me encantaría ayudar!”
Mientras Olivia sacaba su libro de matemáticas, sabía que no tenía que ser como los demás. Estaba contenta siendo ella misma. – HUA-HSIN TSAI
SÉ TAL COMO DIOS TE CREÓ
VERSÍCULO CLAVE: 1 TIMOTEO 6:6
LA PIEDAD, EN EFECTO, ES UN MEDIO DE GRAN GANANCIA CUANDO VA ACOMPAÑADA DE CONTENTAMIENTO.
¿Te comparas con otras personas? ¿Quisieras tener los talentos, apariencia, amigos o el dinero que otros tienen? No olvides a quién perteneces. Dios te creó y Él te ama tanto que envió a Su Hijo a morir por ti. Cuando sientas la tentación de cambiar para ser como otros, recuerda que eres la obra de Sus manos. Ten contentamiento en Jesús y en la forma en que Él te creó.
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