Salió un calabacín
—Todo se ve delicioso —opinó el papá de Miguen cuando la familia se sentó a comer, y con un guiñó añadió—: Por favor, pásame la sandía, Miguel.
El niño se quedó con el tenedor a medias, antes de metérselo a la boca.
—¿Sandía? —preguntó, mirando a su alrededor—. ¿Cuál sandía?
—Está ahí, en el tazón frente a ti —le dijo su padre.
Miguel miró el tazón lleno hasta el borde de calabacín. Estaba a punto de protestar cuando entendió de repente.
—Oh, claro, papá. Toma la sandía —el niño rio mientras le pasaba el tazón de calabacín.
—No entiendo —comentó Celina, la hermana de Miguel, con el ceño fruncido—. Es calabacín. ¿Por qué dices que es sandía?
Su padre sonrió y espero que Miguel diera la explicación, pero el niño estaba ocupado comiendo y fingiendo no haber oído la pregunta. Celina la repitió.
—Bueno… eh… —comenzó Miguel—. Es que cometí un pequeño error cuando estábamos sembrando las semillas en el huerto, eso es todo… pero papá no me deja olvidarlo.
Celina miró a su padre.
—¿Qué hizo? —preguntó.
—Miguel quería sembrar sandías —explicó papá—, y le dije que estaba usando semillas de calabacín. Pero ¿me creyó? ¡Oh, no! Insistió en que eran semillas de sandía.
—Es un error muy fácil de comprender —dijo Miguel—. Eran muy parecidas.
—Miguel me dijo que, si tan solo yo fuera paciente y esperara a que crecieran las semillas, lo vería con mis propios ojos —continuó su padre—. Esperé… y ese es el producto.
Papá levantó en alto el tazón con calabacín y Miguel no pudo evitar reír con todos los demás.
—Como dice la Biblia, uno cosecha lo que siembra —indicó mamá—. Eso es verdad, sin duda, tanto en un huerto como en la vida. Todos debemos asegurarnos de sembrar las semillas correctas.
—Especialmente en nuestras vidas —aseguró papá—. Si vivimos para agradarnos a nosotros mismos y sembramos malas semillas, podemos esperar una cosecha de maldad y tristeza. Pero si ponemos nuestra fe en Jesús y sembramos cosas buenas que vengan de Su Espíritu que vive en nosotros, podemos esperar una cosecha de gozo y bendiciones.
Su madre asintió.
—Cualquier cosa que sembremos en nuestra vida es lo que obtendremos. Es por esa razón que debemos confiar en Jesús y depender de Él para que produzca Su amor y bondad en nosotros.
HAZEL W. MARETT
COSECHARÁS LO QUE SIEMBRES
VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 6:8 (NVI)
EL QUE SIEMBRA PARA AGRADAR A SU NATURALEZA PECAMINOSA, DE ESA MISMA NATURALEZA COSECHARÁ DESTRUCCIÓN; EL QUE SIEMBRA PARA AGRADAR AL ESPÍRITU, DEL ESPÍRITU COSECHARÁ VIDA ETERNA.
¿Qué estás sembrando en tu vida? ¿Vives para agradarte a ti mismo y siembras cosas como egoísmo, mentiras y avaricia? ¿O estás confiando en Dios para que te ayude a sembrar cosas buenas, como amor, bondad y perdón? La Biblia nos dice que no podemos producir nada nuevo en nuestras vidas sin Jesús. Confía en Él como tu Salvador. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Después de eso podrás depender del Espíritu Santo para que te ayude a sembrar las semillas que producirán gozo y bendición.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!