Quiero ir a mi casa

“Usted ha entrado en la Tierra de los Osos”.  Leonel leyó en voz alta las palabras del letrero ubicado a un lado de la carretera.  “¡Tierra de los Osos!  No me dijiste nada sobre osos cuando me pediste que acampáramos aquí este fin de semana, abuelo”.

El anciano sonrió.  “No es muy probable que veamos alguno, pero es bueno que estemos alertas ante la posibilidad”.

Mientras Leonel ayudaba a su abuelo a clavar las estacas de la carpa, pensó en cómo el ver un oso podría convertirse en una buena historia para contar a sus amigos.  Pero luego notó lo débil que se veía la tienda de campaña.  “Un oso podría rasgar esta carpa de un zarpazo”, pensó.

Leonel y su abuelo pasaron momentos inolvidables caminando en la naturaleza, pescando, cocinando el pescado en la fogata, contando historias y asando malvaviscos.  El niño estaba exhausto cuando gateó hasta su saco para dormir.  Pero no podía conciliar el sueño.  Una piedra le hincaba debajo de su bolsa de dormir.  Oyó personas riendo en una fogata cercana.  El ruido de las ramas le recordó que podía haber osos en el bosque.

Leonel sintió un nudo en la garganta.  “Quisiera estar en casa”, pensó.  Echaba de menos los abrazos cálidos de su mamá, la ducha caliente, su habitación silenciosa, ¡y que no haya osos!

El instante en que su abuelo empezó a roncar, Leonel recordó algo que su papá le había dicho una vez, cuando salieron de viaje.  “Este mundo no es nuestro verdadero hogar, solo somos viajeros aquí.  Un viajero mira cosas maravillosas y tiene muchas experiencias, pero no se siente totalmente cómodo hasta que llegue a su hogar.  Y nuestro verdadero hogar está con Jesús, el cual está ahora mismo en el cielo, pero un día regresará para crear un mundo nuevo en el que viviremos con Él para siempre”.

Leonel no lo había entendido en ese tiempo, pero ahora sí.  “Me gusta mucho acampar con el abuelo”, pensó, “pero me alegra que en un par de días regresaré a mi casa”.

El último día de acampar, Leonel ayudó a su abuelo a empacar los equipos.  Le había pasado muy bien y ahora ya no quería regresar.  Al mismo tiempo, ya quería contarles a sus amigos sobre el oso que sí deambuló por su campamento la noche anterior.  “Mamá y papá también querrán escuchar de todo lo que hicimos”, pensó.  “A lo mejor también les contaré que ya entiendo mejor cómo nuestro verdadero hogar está con Jesús”.  —  AMY J. STONER

A EL HOGAR DE UN CRISTIANO ESTÁ CON JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 3:20

PORQUE NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS, DE DONDE TAMBIÉN ANSIOSAMENTE ESPERAMOS A UN SALVADOR, EL SEÑOR JESUCRISTO.

¿Alguna vez has estado lejos de tu hogar por un tiempo?  ¿Qué cosas emocionantes viste o hiciste?  ¿Qué extrañaste de tu casa?  Es divertido salir de viaje y experimentar cosas nuevas, pero, como dice el dicho: “no hay nada como la casa de uno”.  Esa es una verdad, especialmente para los cristianos.  A causa de la bondad de Dios, podemos tener momentos maravillosos en nuestras vidas presentes.  Pero si eres cristiano, nada se compara con estar junto a Jesús.

Clave de Hoy
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