Protección sólida como una roca
Leandro escuchaba cómo la reportera de la televisión informaba que la temperatura había descendido a niveles récord con un viento fuerte.
—¿Todavía podemos salir a desayunar mañana? —preguntó. Para él, la mejor parte de celebrar el nuevo año era desayunar con su padre el día de Año Nuevo. Cada año, se levantaban al amanecer, cargaban sus mochilas de provisiones y caminaban por la nieve hasta llegar a un lago cercano donde hacían una fogata y cocinaban sus alimentos.
—Será una aventura… ¡una aventura muy fría! —exclamó papá—. Pero hagámoslo.
A la mañana siguiente, muy temprano, se vistieron con varias capas de ropa abrigada y se dirigieron al lago. El viento hacía que la nieve los azotara, causando dolor en las mejillas de Leandro. Cuando finalmente llegaron a la orilla rocosa, el niño estaba helado.
—Tal vez no debimos haber venido —le gritó a su padre para hacerse oír con el ruido del viento.
—Vamos a estar bien —le aseguró papá—. Vayamos a esas rocas enormes, hacia allá.
Cuando se sentaron detrás de una roca que los protegió del viento, Leandro se sintió más abrigado al instante. En pocos minutos habían encendido la fogata y empezaron a calentarse aún más.
—Aquí casi no siento el viento —comentó el niño.
—Lo sé —afirmó su padre mientras volteaba el tocino en la sartén—. Podemos oírlo soplar a nuestro alrededor, pero las rocas nos protegen de la mayoría de sus efectos —él añadió unos huevos a la sartén—. Esta enorme roca es una buena ilustración de lo que significa cuando la Biblia dice que Dios es nuestra Roca. Él nos salvó del pecado y nos da refugio y protección. Podemos confiar en el Señor, a pesar de que haya caos a nuestro alrededor.
—Mi maestra en la iglesia nos dijo algo así —le contó Leandro—. Pero no sabía lo que significaba, hasta ahora.
Papá puso el tocino y los huevos en sus platos, y Leandro sirvió chocolate caliente que había traído en un termo.
—Me alegra que hayamos venido —opinó el niño—, pero no me gustaría estar aquí afuera mucho tiempo sin la protección de esta roca.
—Pienso lo mismo —señaló papá—. Y no me gustaría para nada estar en este mundo sin Dios, nuestra Roca, sin Su protección. Él envió a Su propio Hijo a morir en nuestro lugar para que podamos ser Sus hijos y, cuando las tormentas de la vida nos azotan, Él nos rodea con la protección de Su amor, esperanza y paz.
LYNDEL F. WALKER
DIOS PROTEGE A SUS HIJOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 62:6
SOLO ÉL [DIOS] ES MI ROCA Y MI SALVACIÓN, MI REFUGIO, NUNCA SERÉ SACUDIDO.
¿Alguna vez te has puesto detrás de una roca grande para protegerte del viento? Las rocas pueden protegerte de muchas maneras, y la Biblia dice que Dios es una Roca para Sus hijos. Recuerda que Jesús entregó Su vida por ti y está contigo durante las tormentas de tu vida, es decir, las experiencias difíciles que a veces tienes que afrontar. Confía en que el Señor te ayudará a superarlas mientras te refugias en la paz y el consuelo de Su presencia.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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