Primero hay que brindar amistad
“¿Por qué tuvimos que mudarnos acá, mamá?”, se quejó Paulina. “¡Estoy tan sola! Todos los niños aquí ya tienen amigos”.
“Eso no significa que no puedan ser amigos tuyos también”, aseguró su madre.
“¡Oh, mamá! No me comprendes”.
“Sí te comprendo, hija. A mí también me cuesta hacer amigos”. Mamá suspiró. “Quizá el problema sea que no hacemos lo que queremos que otros hagan: no estamos siendo amistosas. Probemos un experimento. Pongamos en práctica la regla de oro. ¿Recuerdas lo que dice ese versículo?”
Paulina asintió. “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti“.
“Ese versículo nos enseña cómo mostrar el amor de Dios a otros”, respondió mamá. “Como somos nuevas aquí, creemos que los demás deberían hacernos sentir bienvenidas, pero dejemos de pensar así. Puesto que conocemos a Jesús y tenemos Su amor en nuestros corazones, ¿por qué no tomamos nosotras la iniciativa? Salgamos de nuestra zona de confort y brindemos amistad a la gente”. Paulina tenía dudas, pero estuvo de acuerdo en hacer el intento.
Al día siguiente, cuando la niña regresó a la casa después de la escuela, estaba sonriendo. “Hoy le presté un lápiz a la niña que se sienta junto a mí y luego, en el recreo, me invitó a jugar con ella en el pasamanos”.
“¡Excelente!”, exclamó su madre. “Y yo vi que la señora Ramírez estaba barriendo hojas, así que le ofrecí ayuda. Cuando terminamos, me invitó a pasar a su casa para tomar café”.
Paulina y su madre siguieron con sus esfuerzos de brindar amistad. Poco tiempo después mamá aceptó ayudar con las actividades de la escuela y la niña se unió al coro infantil. También se esforzaron por invitar a alguien a su hogar al menos una vez por semana.
“La gente de aquí no es como creíamos cuando nos mudamos”, observó Paulina varias semanas después. “Han cambiado”.
“¿Cambiaron ellos… o nosotras?”, preguntó la madre.
Paulina meditó un momento. “Supongo que fuimos nosotras… y eso les ayudó a ellos a cambiar también”.
“Al ser las primeras en ser amables con los demás, cambiamos las actitudes de muchas personas hacia nosotras”, aseguró mamá. “Jesús hizo lo mismo cuando vino a la tierra y murió para salvarnos. Cuando éramos pecadoras que no merecían nada, Él quería que seamos Sus amigas”.
“Su amor nos cambió”, afirmó Paulina. “Nos convertimos en Sus amigas… ¡y ahora también tenemos amigos aquí!” — BARBARA J. WESTBERG
TOMA LA INICIATIVA EN LA AMISTAD
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 7:12 (NTV)
HAZ A LOS DEMÁS TODO LO QUE QUIERAS QUE TE HAGAN A TI.
¿Te sientes solo o sola? ¿Necesitas amigos? En lugar de esperar que otros tomen la iniciativa y te incluyan, sé intencional en mostrarte amigable. Si conoces a Jesús, tienes Su amor en tu corazón. Demuestra ese amor a los demás al tomar la iniciativa con la amistad. Cuando eres amable con otros antes que ellos lo sean contigo, te conviertes en la mejor clase de amigo que puedes ser, un amigo como Jesús.
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