Por encima de las nubes

Cuando Pedro abordó el avión con su abuela, tenía un nudo en la garganta. Sus padres se estaban divorciando y él se tendría que quedar un tiempo con sus abuelos. En su interior sentía una nube gris, como las que estaban en el cielo ese día. Era la primera vez en su vida que no estaba emocionado por subir en un avión.

Su abuela trató de consolarlo con una sonrisa.

—¿Tienes miedo? —preguntó.

Pedro negó con la cabeza, pero en su interior gritó: «¡Sí, tengo miedo! Tengo miedo de todo». Pero no dijo nada. Cuando el avión aceleró por la pista, enormes gotas de lluvia salpicaron la pequeña ventana. «Parecen lágrimas», pensó el niño. Pero no lloró.

Cuando el avión se levantó de la tierra, Pedro sintió que su corazón le saltaba a la garganta. Respiró profundamente. Las nubes resonaban a su alrededor y el estómago del niño se sentía revuelto. La abuela lo tomón de la mano.

—No tengas miedo —dijo en voz baja—. Vamos a salir de esta.

Pedro sabía que su abuela no estaba hablando solamente del viaje en avión. Sabía que también se refería a las nubes negras y tormentosas en su vida. Él quería creerla, pero había tanto miedo en su corazón.

—Vamos a entrar en esas nubes muy negras, Pedro —le advirtió su abuela—. Por unos minutos estaremos en una densa neblina, porque eso son las nubes: neblina. Pero espera hasta que estemos por encima de las nubes. Ya lo verás.

Mientras la abuela hablaba, las negras nubes los rodearon. El interior del avión se oscureció. Entonces, de repente, una fuerte luz grilló por las ventanas. Pedro entrecerró los ojos mientras presionaba su nariz en el cristal de la ventana.

—¡Guau!

La abuela miró por encima del hombro de Pedro y vio el cielo azul afuera de la ventana.

—Aunque no podemos verlo, el sol siempre está brillando. Sigue brillando por encima de las nubes —ella sonrió y dio palmaditas cariñosas a la mano de su nieto—. Nuestra familia está atravesando una nube negra en este momento, Pedro. Las cosas se ven muy feas para nosotros, pero recuerda que Jesús sigue con nosotros. Aun en las tinieblas, la luz de Su amor nunca deja de brillar. Él nos ayudará a pasar por este tiempo de oscuridad, y un día Él arreglará todo lo que está roto en nuestro mundo. Un día saldremos de las nubes.

BARBARA J. WESTBERG

CONFÍA EN JESÚS EN LOS TIEMPOS DIFÍCILES

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 12:2

DIOS ES MI SALVACIÓN, CONFIARÉ Y NO TEMERÉ.

¿Estás pasando por una tormenta en tu vida? ¿Tienes miedo del futuro? Sea cual sea la tormenta por la que estás pasando, recuerda que el sol está brillando, aunque no puedas verlo. Y Dios está cerca, aun cuando no lo sientas. Si conoces a Jesús como tu Salvador, Él promete que nunca te dejará. Estará contigo y te ayudará a soportar las tormentas de la vida y un día te levantará por encima de las nubes.

Clave de Hoy
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