Platos sucios

La cena estaba lista y la familia recibió el llamado para sentarse a la mesa. Después que papá oró, Gianna fue la primera en notal que algo andaba mal.

—¡Estos platos están sucios! —exclamó—. ¿Por qué están en la mesa?

Mamá se espantó al mirar su plato.

—Es mi culpa. Le dije a la abuela que usara los platos de la lavadora de vajillas. Creo que olvidé de encenderla anoche.

—¡Oh, cielos! —pronunció la abuela, que estaba casi ciega—. Deben haber estado enjuagados y no pude ver lo suficientemente bien como para saber que seguían sucios. ¡Lo siento mucho!

Después de unas buenas risas, Gianna y su hermana, Consuelo, se levantaron rápidamente para quitar los platos sucios y reemplazarlos con vajilla limpia.

Esa noche, después de leer el pasaje bíblico para el devocional familiar, papá cerró su Biblia, pensativo.

—Los versículos que acabamos de leer dice que somos vasos que serán usados por Dios. Todos vimos lo desagradable que hubiera sido comer en platos sucios hoy en la cena, ¿verdad? Queremos una vajilla limpia para nuestra comida.

—¡De eso no cabe duda! —afirmó Consuelo.

—Cuando Dios dice que debemos ser vasos limpios, ¿creen que se refiere a que deberíamos bañarnos? —preguntó su padre.

—Bueno, he oído decir mucho sobre cómo la limpieza está cerca de la piedad —comentó Gianna.

—¿Eso está en la Biblia? —preguntó Consuelo.

Papá rio.

—No, eso no está en la Biblia. Deberíamos mantener nuestros cuerpos limpios, por supuesto, pero no creo que estos versículos se refieran a eso.

—Yo tampoco lo creo —agregó mamá—. Dios dice que necesitamos que nuestros corazones sean limpiados y purificados por Jesús, para vivir de una manera que demuestre Su amor a los demás. Me parece que es a esto a lo que se refieren esos versículos.

El padre asintió.

—El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que huyera de los malos deseos y que buscara las virtudes, como a fe, el amor y la paz, junto con otros creyentes. Debemos hacer lo mismo. Como cristianos, tenemos recordarnos unos a otros que debemos apartarnos del pecado y enfocarnos en Jesús, quien ha perdonado nuestras ofensas y nos lavó hasta dejarnos limpios. Cuando confiamos en Jesús para que nos llene con Su paz y amor, nos convertimos en vasos que Él puede usar para mostrar a otros quién es Él.

—Necesitábamos platos limpios para la cena de hoy —indicó la abuela—. Y el mundo necesita vasos limpios para demostrar a las personas el amor de Jesús.

MARY ROSE PEARSON

SÉ UN VASO QUE DIOS PUEDA USAR

VERSÍCULO CLAVE: 2 TIMOTEO 2:21

SI ALGUIEN SE LIMPIA DE ESTAS COSAS, SERÁ UN VASO PARA HONRA, SANTIFICADO, ÚTIL PARA EL SEÑOR, PREPARADO PARA TODA BUENA OBRA.

¿Eres un vaso limpio que está listo para ser usado? La única manera en que podemos ser limpios y puros es al confiar en Jesús para que perdone nuestros pecados. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Entonces, mientras Él trabaja en nuestros corazones, nos ayuda a alejarnos del pecado y a compartir Su amor con los demás, con nuestra manera de vivir. Confía en que Jesús te convertirá en un vaso que Él pueda usar para atraer a otros hacia Él.

Clave de Hoy
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