Pisadas en la nieve

—No veo por qué Alejandra no puede venir a hacer compas de Navidad mañana con nosotros —se quejó Serena—. Ella siempre me ayuda a encontrar los mejores regalos.

—No es una buena idea que tu hermana esté en un centro comercial en este momento, hija —indicó su madre—. Ella necesita tiempo para ir a terapia y ver por qué siente la necesidad de robar cosas.

Serena suspiró y se puso su abrigo y sus botas.

—Voy a ver si el hielo del estanque está sólido.

Cuando la niña llegó al estanque, probó el hielo con su pie. Estaba firme en los extremos, pero cuando avanzó cuidadosamente, se resquebrajó. Todavía no podía patinar. Así que Serena se dirigió a su casa, tomando el camino por el que se fue. Serena llegó a la casa y su madre salió.

—Alicia estaba jugando allá afuera, pero no la veo por ningún lado —dijo con una mirada de preocupación.

—¡El estanque! —exclamó Serena—. Tal vez me siguió —ella bajó la mirada y vio unas huellas pequeñitas en la nieve junto a las suyas, que eran más grandes, y que se dirigían al estanque. La niña bajó corriendo a toda velocidad por la colina. Cuando se acercó al estanque, vio a su hermanita menor, quien estaba dando un paso en el hielo. En el extremo, el hielo resistió, y Alicia dio un paso más.

—¡No, Alicia! —gritó Serena, y la pequeña se detuvo.

Cuando la hermana mayor la alcanzó, tomó a Alicia de la mano y la ayudó a salir del hielo. Su madre las encontró en la cima de la colina.

—Ya sabes que no tienes permiso para irte sola al estanque —le dijo mientras abrazaba a su hijita más pequeña.

—Creí que Serena estaba allá —aseguró Alicia—. Solo la estaba siguiendo.

Más tarde, ese mismo día, Serena nuevamente le rogó a su madre que permitiera que su hermana mayor fuera al centro comercial con ellas, pero mamá volvió a decir que no.

—Debemos tener cuidado de adónde nos llevan nuestros pasos —indicó su madre—. Alejandra está luchando con un deseo irresistible de robar cosas y necesita nuestro apoyo. No debería estar en un ambiente donde podría sentirse tentada a robar.

Serena se quedó en silencio por un momento.

—No quisiera llevarla a una situación en la que se vea tentada —dijo al fin.

—Lo sé —expresó mamá—. A veces tenemos  hacer sacrificios para ayudar a otros cristianos en su caminar con Jesús, especialmente cuando luchan con cosas que nosotros no.

MARY ROSE PEARSON

AYUDA A QUIENES LUCHAN CON LA TENTACIÓN

VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 6:2 (NTV)

AYÚDENSE A LLEVAR LOS UNOS LAS CARGAS DE LOS OTROS, Y OBEDEZCAN DE ESA MANERA LA LEY DE CRISTO.

¿Ayudas a otros cristianos que están luchando con el pecado? ¿Tienes cuidado de adónde podrían guiarles tus pisadas? Todos tenemos diferentes luchas en nuestras vidas y, a pesar de que puede que no sientas la tentación en ciertas áreas, eso podría ser diferente para otra persona. Confía en Jesús para que Él te ayude a ser sensible a las necesidades y sentimientos de los demás, para que puedas apoyarlos y alentarlos en su caminar con el Señor.

Clave de Hoy
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