Piel oscura
Cuando mamá oyó un fuerte y desgarrador llanto que provenía de la habitación de Pamela, golpeó la puerta de su hija y luego la abrió. La niña lloraba incontrolablemente en su almohada, mientras sostenía una fotografía de ella y su hermana, Marcela.
—¿Qué pasa, hija? —preguntó su madre al sentarse en la cama de Pamela.
La niña levantó la cabeza de la almohada. —¿Por qué no tengo la piel más clara como Marcela? ¿Por qué mi cabello rizado no puede ser lacio como el de Marcela? Las personas la miran y no dejan de comentar lo hermosa que es. Luego se dan cuenta de que estoy ahí y me felicitan por lo inteligente y atlética que soy, pero nunca me dicen que soy bonita.
Mamá apretó cariñosamente el hombro de Pamela. —Hijita, yo también tengo piel oscura.
La niña sollozó. —Pero tú eres linda, mamá.
—Tú también, pero no puedo hacer que lo veas. Solo puedo orar para que Dios abra tus ojos para que puedas darte cuenta de lo hermosa que eres en verdad —expresó su madre.
Pamela se secó las lágrimas. —Yo sé que la Biblia dice que he sido hecha asombrosa y maravillosamente. ¿Está mal que yo quiera que la gente piense que también soy bonita, a pesar de que mi piel es oscura y mi cabello no es lacio?
—No, hijita, no está mal que quieras que la gente piense que eres bonita, ¡porque sí lo eres! Eres hermosa porque Dios creó cada parte de ti, y envió a Su propio Hijo a morir por ti, para que pudieras ser Su hija preciosa. Eres un tesoro único —mamá acercó a la niña para abrazarla—. ¿Alguna vez te conté del versículo que tu abuela me hacía repetir cada vez que me comparaba con las otras niñas?
—No, creo que no —respondió Pamela.
—Tu abuela me llevaba a un espejo —le contó su madre mientras guiaba a su hija al espejo que colgaba de la pared de su habitación—. Entonces mirábamos nuestro reflejo y la abuela levantaba la cabeza para recitar Cantares 1:5: «Soy morena pero preciosa». Y me hacía repetir esas palabras hasta que yo sonreía.
Pamela se estiró para tomar su Biblia y volteó las páginas para leer el versículo por sí misma.
—¡Dicen que es hermosa! —exclamó la niña con una gran sonrisa—. Y tiene piel oscura, igual que yo.
Mamá asintió. —Nunca lo olvides, Pamela —indicó—. A Dios le parece bella la piel oscura. — DENICE MITCHELL
ERES PRECIOSO PARA DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14
TE DARÉ GRACIAS, PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO; MARAVILLOSAS SON TUS OBRAS, Y MI ALMA LO SABE MUY BIEN.
¿Tienes una apariencia diferente a la de otras personas que conoces? ¿Te tratan diferente por esa razón? Dios creó todo tipo de personas, con una variedad de tamaños, formas, cabellos y tonos de piel… ¡y Él nos ama a todos! Dios estuvo dispuesto a enviar a Jesús para morir por cada uno de nosotros, sin excepción, y que podamos ser Sus hijos. Así que no importa cuán diferente te veas, recuerda que Dios te ama y eres especial para Él.
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