Piedra o puente

Cuando Emanuela y su hermana, Johanna, llegaron a la casa de sus abuelos, las niñas inmediatamente fueron al granero, para buscar a su gatita favorita.

“¡Taby no está aquí!”, exclamó Johanna.  “Veamos si el abuelo sabe dónde está”.

“No he visto hoy a Taby”, le indicó el abuelo cuando las niñas lo encontraron.

“Ayer estaba jugando al otro lado del arroyo.  Estaba bastante seco, pero después de la lluvia de anoche, el agua está mucho más alta.  Quizá no puedo volver.  Vamos, niñas, les ayudaré a encontrar a la gatita”.

“¡Taby!”, gritaba Johanna mientras caminaban por la orilla del arroyo.

“¡Ven, Taby!”, Emanuela exclamaba como un eco.  Mientras se daba la vuelta para mirar al otro lado del arroyo, se tropezó con un tronco grande.  “¡Ay!  ¡Mi dedo del pie!”  Ella frotó su pie y luego cojeó mientras seguía llamando a Taby.

“¡Mira!”, dijo el abuelo, señalando al otro lado del arroyo.  “Allá… ¿es un animal?”

“¡Es Taby!”, gritó Emanuela.

“Abuelo, ¿cómo podemos llegar a ella?”, preguntó Johanna.  “El agua es demasiado profunda como para cruzar”.

El abuelo hizo una pausa para pensar.  “Ya sé.  Traigamos ese tronco con el que se tropezó Emanuela para usarlo como puente”.

Las niñas rápidamente arrastraron el tronco a la orilla del arroyo.  Después de halar y de hacer rodar el tronco por un buen rato, lo pusieron en su lugar y Johanna gateó por la corteza para rescatar a Taby.

Las niñas tomaron turnos para llevar en brazos al asustado y empapado gatito, para acariciarlo y mimarlo en el camino a casa.  “Se me acaba de ocurrir una cosa”, exclamó el abuelo mientras envolvía a Taby en una cobija cuando llegaron a la casa.  “Emanuela pudo haber reaccionado de dos maneras al tropezarse con ese tronco.  Ella pudo haberse enojado porque fue una piedra de tropiezo y le hizo año, o pudo haber dado gracias a Dios por el tronco porque nos dio la oportunidad de hacer un puente para cruzar el arroyo.  ¿Qué creen que debió haber hecho?”

“Dar gracias a Dios por el tronco”, dijo Emanuela rápidamente, abrazando a Taby.

“Correcto”, contestó el abuelo.  “Cuando vienen situaciones difíciles a nuestras vidas, deberíamos recordar que Dios siempre tiene una buena razón para todo lo que Él permite.  Debemos confiar en que Él lo usará para bien y preguntarle qué desea enseñarnos a través de esa experiencia.  Luego tenemos que darle gracias a Dios por usar las dificultades para ayudarnos a ser más como Jesús”.BARBARA J. WESTBERG

DA GRACIAS A DIOS EN TODA SITUACIÓN

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:28

PARA LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS COOPERAN PARA BIEN.

¿Ves a las situaciones difíciles como piedras o como puentes?  Recuerda que Dios te ama y ordena todo lo que ocurre para atraernos hacia Él.  Pídele que te muestre cómo las cosas difíciles o fastidiosas con las que estás lidiando pueden ser puentes, en lugar de piedras de tropiezo. Luego dale gracias a Dios por usar todo en tu vida para ayudarte a compartir Su amor con los demás y a glorificarle.

Clave de Hoy
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