Pasos de bebé
Guillermo observó mientras el pequeño Jacinto caminaba lentamente hacia los brazos estirados de su madre. “¿Cómo le está yendo a Jacinto en esto de aprender a caminar?”, preguntó.
“Le va bastante bien. Mira esto. ¡Ven acá, Jacinto!”, susurró mamá, animando al pequeño a caminar hacia ella. El bebé rio y lentamente se acercó cada vez más, dando pequeños pasos, hasta llegar a los brazos de su madre.
“¡Qué genial! Lo estás haciendo muy bien, Jacinto”, aseguró Guillermo. Luego se sentó en el sillón y suspiró.
“¿Pasa algo?”, preguntó mamá cuando notó la cara larga de Guillermo.
“No sé. Es que no logro llegar a Alex”.
“¿Quién es Alex?”, preguntó la madre.
“Es un niño nuevo en la escuela. He tratado de convencerle para que ponga su confianza en Jesús como su Salvador, pero no cede. No sé qué hacer”.
“Quizá deberías aprender de Jacinto”, sugirió mamá.
“¿Qué me quieres decir? ¡Yo no estoy aprendiendo a caminar!”
Su madre sonrió. “No, pero estás aprendiendo cómo compartir el amor de Dios con otras personas. ¿Has notado algo especial sobre la manera en que Jacinto camina?”
Guillermo estudió a su hermanito que andaba lentamente del sillón a la silla. “Sus piernas tambalean un poco. ¿Es eso? ¿Estoy tambaleando al dar testimonio de Jesús?”
“En realidad, me refería al tamaño de los pasos de Jacinto”, contestó mamá. “Él se cae a veces y, sí, sus pies tiemblan un poco, pero solo da un pasito a la vez, hasta que alcanza su objetivo. Lo mismo pasa cuando compartes de Jesús con otros. En lugar de caminar hacia Alex y preguntarle si quiere orar y pedirle a Jesús que entre en su corazón, comienza con algo pequeño. Empieza siendo amigable y bondadoso. Después de un tiempo, pregúntale si quiere venir a la iglesia contigo. Si te conoce como amigo y ve la diferencia que Jesús hace en tu vida, puede que quiera lo mismo para él. Solo tienes que dar un paso de bebé a la vez”.
Guillermo se quedó pensando un rato. “Qué buena idea. ¿Puedo invitar a Alex para que venga a jugar mi nuevo videojuego mañana por la tarde?”
“Claro que sí”, respondió su madre. “Ese es un buen primer paso”.
Guillermo sonrió. “Gracias, mamá. ¡Y gracias también, Jacinto!” — ELENA KETNER
PREDICA EL EVANGELIO UN PASO A LA VEZ
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 4:5
ANDEN SABIAMENTE PARA CON LOS DE AFUERA.
¿Te has sentido demasiado entusiasmado en tus intentos por evangelizar? ¿Alguna vez has asustado a alguien hasta el punto en que ya no quiere estar cerca de ti y aprender de Jesús? Es importante que compartas el amor de Dios un paso a la vez. Comienza alcanzando a otros con una amistad. Cuando conoces a esa persona y le tratas con bondad, él o ella experimentará el amor de Dios experimentará el amor de Dios en su vida.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!