Comenzar desde cero

Dominico sonrió mientras observaba a su hermanito.  “¡Tu camisa está mal abotonada, Boris!  Mira esto”.  Dominico haló el borde la camisa.  “¿Ves cómo este lado está más largo que el otro aquí abajo?”  Boris miró hacia abajo y empezó a zafar torpemente los botones.  “Espera… Yo te ayudo a arreglarlo”, ofreció el hermano mayor.  “Comencemos con el botó de más arriba y seguimos hacia abajo”.

Boris empujó la mano de su hermano.  “Yo puedo hacerlo solo”.

“Está bien”, contestó Dominico.  “Pero tienes que apurarte.  Ya mismo tenemos que irnos a la iglesia”.

El resto de los miembros de la familia ya estaban sentados a la mesa para el desayuno cuando Boris llegó.  Rápidamente se deslizó en su silla junto a su hermana, Camila, e inclinaron sus cabezas para orar.

“¿Tienes problemas con tu camisa, Boris?”, preguntó su padre después de dar gracias a Dios por los alimentos.

Dominico miró a su hermano.  “Le dije que no estaba bien abotonado y traté de ayudarlo, pero no me lo permitió, así que dejé que él mismo lo hiciera”.

Boris hizo un puchero.  “¡Ya lo arreglé!  Abajo está recto”.

Dominico rio disimuladamente.  “Sí, ¡pero ahora hay una parte caída en la mitad!”

Camila se volteó para ver a su hermanito.  “Déjame ayudarte”, expresó.

Mamá sonrió.  “Creo que empezaste mal, Boris.  Cuando eso sucede, la solución es volver al principio y empezar desde cero”.

“No me gusta empezar desde cero”, balbuceó el niño, mientras permitía que Camila la ayudara.

“No, pero empezar desde cero es muchas veces la única forma de corregir las cosas”, aseguró su madre.  “Te da un nuevo comienzo”.

“Eso suena como lo que dijo el pastor Juan en la iglesia, la semana pasada”, comentó Camila.  “La Biblia dice que si confesamos las cosas malas que hacemos, Jesús nos perdonará y nos limpiará.  Podemos poner nuestros pecados detrás de nosotros y comenzar desde cero otra vez”.

“Oye, mamá”, exclamó Dominico, haciéndole un guiño a su papá.  “¡Perdóname por comerme tan rápido los panqueques!  Creo que debo empezar desde cero otra vez.  ¿Me puedes dar más?”  — 

SUSAN S. ARCAND

CONFIESA TUS PECADOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 32:5 (NTV)

TE CONFESÉ TODOS MIS PECADOS Y YA NO INTENTÉ OCULTAR MI CULPA… ¡Y TÚ ME PERDONASTE!

¿Te arrepientes de algo que hiciste y que estuvo mal?  A lo mejor contaste una mentira, desobedeciste o no fuiste amable.  ¿Te gustaría deshacer lo que hiciste y comenzar desde cero?  No puedes deshacer lo que ya está hecho, pero puedes tener un nuevo comienzo.  Confiesa tus pecados al Señor, y a las personas que fueron afectadas por ellos.  Jesús te ama y está listo para perdonarte y para dejarte empezar otra vez, fresco y limpio.

Clave de Hoy
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