Palabras que se desprenden
—¡Oye, Esteban! ¡Mira cómo he avanzado en mi libro para colorear!
Molesto por la insistencia de su hermanita, Esteban gritó enfadado:
—¡Ahora, no Lili! ¿No ves que estoy tratando de dormir?
—Niños, por favor, traten de llevarse bien —interrumpió su madre—. Llegaremos a nuestra próxima parada en un par de horas.
—¿Un par de horas? O sea, en todo ese tiempo, ¿tengo la opción de mirar vacas o tener que comentar sobre el libro para colorear?
En el momento en que Esteban dejó salir un suspiro, un enorme camión de basura se puso delante del automóvil de la familia. Le costó un poco leer las palabras que tenía en la parte de atrás, que decían: «El conductor no es responsable por los restos que pudieran desprenderse. Guarde su distancia».
—¿Qué? —exclamó el niño—. ¿Vieron ese anuncio? ¿Cómo puede un camión lanzar una roca o cualquier cosa que esté en la parte de atrás y ser completamente absuelto?
Su padre revisó el punto ciego antes de cambiarse de carril, y aprovechó para hacer un breve contacto visual con su hijo antes de decirle:
—En primer lugar, me doy cuenta de que has estudiado mucho tu vocabulario, ¡bien hecho! —Esteban sonrió. Acababa de aprender que «absuelto» era otra palabra para «inocente» o «sin culpa»—. Y me alegra que hayas leído esas palabras en el camión, porque me recuerdan a algo que pasó hace unos minutos, cuando le gritaste a tu hermana —continuó papá—. Sé que estás cansado. Todos estamos cansados y malhumorados en este momento, pero elegiste arrojar la bondad por la ventana. Si piensas bien en esto, no es muy diferente de cuando un camión no se hace responsable por lo que se desprenda en cualquier momento, ¿cierto?
Esto le tomó a Esteban por sorpresa.
—Eh… supongo que sí.
Papá sonrió en el espejo retrovisor.
—Ese camión no se hace responsable por lo que se desprende de él, pero nosotros sí somos responsables de nuestras palabras y actitudes con los demás. Y, debido a que confiamos en Jesús, podemos controlarlas. Tenemos el poder del Espíritu Santo, quien nos ayuda a hablar con palabras bondadosas y amorosas, incluso cuando estamos malhumorados.
Esteban quitó su mirada de los «bovinos», que es otra palabra que significa «vacas», y vio a su hermana.
—Lili, me porté mal. Dejé que mis palabras se desprendieran y te golpearan. Estoy aburrido y cansado, pero esa no es excusa para hablarte como acabo de hacerlo. ¿Me perdonas?
—¡Claro que sí! —Lili sonrió—. ¿Quieres una gomita?
SARA WOODARD
CONTROLA TUS PALABRAS
VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 18:21
MUERTE Y VIDA ESTÁN EN PODER DE LA LENGUA, Y LOS QUE LA AMAN COMERÁN SU FRUTO.
¿Alguna vez has lanzado palabras desagradables a otra persona? Como las piedras que se desprenden de un camión de basura, las palabras que se desprenden de nuestra boca pueden causar daños graves y herir a otros. Pero si conoces a Jesús, Él te da el poder para controlar tus palabras. Confía en que Él te ayudará a hablar a los demás con amor y bondad, aun cuando te sientas cansado y malhumorado.
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