Palabras que importan

El rostro de Manolo le ardía mientras reflejaba el brillo azul y blanco de su tableta.  Estaba observando cómo Alex fingía cojear detrás de un balón de fútbol, aleteando su brazo torcido como si fuera el ala rota de un ave.  Se había torcido el tobillo derecho, al igual que Manolo.  Tres más “me gusta” aparecieron en la pantalla mientras su compañero perdía la pelota a propósito.  El niño cayó y aterrizó de espaldas.  La risa en el fondo era ensordecedora.  “¡Se parece tanto a Manolo!”

Otro dijo: “¿Recuerdas cuando estaba tratando de jugar béisbol?  ¡Eso fue gracioso!”

Manolo cerró el video.  Se sentía tan vacío como el conejito de chocolate que su mamá ponía todos los años en su canasta de Pascua.  Excepto que ese vacío no era solo aire, sino que dolía.  Dolía mucho.

Sus ojos le ardían.  A lo mejor él haría su propio vídeo.  Les contaría a todos lo solo que se sentía, cómo quería ser parte de las risas, no la causa de estas.  Quizá, cuando lo vieran, todos entenderían.  Lo único que quería era ser parte del grupo.

Alguien golpeó a su puerta.  Él no contestó, pero esta se abrí de todos modos.  “Hola, amiguito”.  Su hermano mayor, Natán, entró y apretó su hombro.  “Voy a lanzar unas canastas con mis amigos.  Deberías venir”.

“¿Para qué?  ¿Para que puedan burlarse de mí, como todos los demás?  Solo sirvo para eso”.

“No es verdad”.  Natán giró la silla de Manolo.  “Tú sabes que Jesús anduvo con toda clase de personas cuando estuvo en la tierra.  Muchas de ellas eran ignoradas o maltratadas por otros.  ¿Fue así como Jesús las trató?”

“No”.

“No.  Jesús los amó tanto como al resto, lo suficiente como para morir en una cruz por sus pecados, mientras la gente lo señalaba y s reía de Él”.  Natán señaló la Biblia que estaba en el escritorio de Manolo.  “Este libro define quién eres: lo que Jesús piensa de ti, no lo que esos niños dicen.  ¿Verdad?”

Manolo asintió.

“Lo que ellos hacen no es gracioso.  Es acoso y está mal”.  Natán se levantó y levantó la chaqueta roja de Manolo que estaba en el piso.  “Le mostré a mamá el vídeo.  Ella llamará a los padres de Alex”.

El hermano mayor le lanzó la sudadera.  Manolo la agarró antes que esta golpeara su pecho.

“¿Viste?”  Natán sonrió.  “Esos niños no saben de qué hablan.  Ahora ven a jugar con los chicos que en verdad son geniales”.  –  JENNIFER LINDSAY

ERES IMPORTANTE PARA JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: .   EFESIOS 2:10

PORQUE SOMOS HECHURA SUYA, CREADOS EN CRISTO JESÚS PARA HACER BUENAS OBRAS, LAS CUALES DIOS PREPARÓ DE ANTEMANO PARA QUE ANDUVIÉRAMOS EN ELLAS

¿Alguna vez has sentido dolor por las palabras de otra persona?  Las palabras crueles pueden dejarte un sentido de vacío y heridas, pero no definen quién eres.  Jesús estuvo dispuesto a ser burlado, golpeado y asesinado para que tengas vida eterna con Él.  Cuando otros te hagan daño con sus palabras, recuerda cuánto Dios te ama y cuánto vales para Él.

Clave de Hoy
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