No todos son papas
Julia pedaleó su bicicleta lentamente por la calle que le llevaba a la casa de su abuelo y lo encontró trabajando en el jardín. El anciano levantó la mirada con una sonrisa. “¿Cómo está mi Julia hoy?” La niña sintió que las lágrimas llenaban sus ojos mientras caminaba al terreno donde el abuelo estaba sacando la maleza. “¿Qué pasa, corazón?”, preguntó el abuelo.
“No puedo hacer nada tan bien como mis hermanas”, contestó Julia.
El abuelo puso su brazo en el hombro de su nieta. “Oh, estoy seguro de que eso no es cierto. Ellas son buenas para algunas cosas y tú eres buena en otras”.
“Pero Ana Elisa siempre saca las mejores calificaciones. Yo estudié con todas mis fuerzas para mi examen de inglés y lo pasé a duras penas”, expresó Julia con tristeza. “Vilma también saca buenas calificaciones todo el tiempo, y ella es buenísima para el fútbol. A mí me sacaron dos veces hoy”.
“A lo mejor estás tan ocupada tratando de ser como tus hermanas que no aprecias las cosas que haces bien”. El abuelo señaló su huerto. “¿Ves esas zanahorias, papas y frijoles?”
Julia asintió. “Claro”, indicó. “Me gustan todos”.
“A mí también. Son buenísimos para hacer una deliciosa sopa de vegetales. Pero ¿qué tal si todos los vegetales en mi huerto decidieran que desean ser papas?”
Julia rio. “Eso no puede pasar, pero, si fuera así, tendrías que hacer sopa de papas”.
“Sí, y la sopa de papas es buena, pero lo que a mí más me gusta es el sabor de todos los distintos vegetales en mi sopa”. El abuelo sonrió a Julia. “Creo que, en ocasiones, nos olvidamos de que no todos debemos ser papas. Así como Dios da a cada vegetal un sabor distinto, Él da a cada uno de Sus hijos dones diferentes. En lugar de compararnos con los demás, debemos usar los dones que Él nos ha dado para compartir de Su amor con otros y darle gloria a Él”.
“Entonces, ¿eso significa que no me deben preocupar mis calificaciones?”, preguntó la niña.
“Bueno, debes estudiar mucho y tratar de sacar buenas calificaciones, y debes hacer tu mejor esfuerzo en los deportes o en todo lo que trates de hacer”, respondió el abuelo. “Pero también deberías pedirle a Dios que te muestre los talentos especiales que te ha dado. Pídele que te ayude a usarlos para servirle a Él. Después de todo, el mundo sería un lugar muy aburrido si todos fuéramos papas”.
“Sí”, Julia sonrió. “O si todos fuéramos zanahorias, ¡o guisantes!” – KAREN E. COGAN
USA TUS TALENTOS PARA SERVIR A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:6 (NVI)
TENEMOS DONES DIFERENTES, SEGÚN LA GRACIA QUE SE NOS HA DADO.
¿Sabías que Dios te ha dado talentos especiales? Él nos ha dado a todos, incluyéndote a ti, dones especiales para usarlos en el servicio para Él y compartir Su amor con otros. Podrías tener un talento para la música, el arte, la habilidad de entretener a los niños pequeños o cualquier otra cosa, y el tuyo probablemente sea distinto al de tus amigos y familia. Sirve a Dios con cualquier talento que Él te haya dado.
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