No te preocupes; ¡ora!
Gabriel arrugó su papel y lo lanzó al otro lado de la mesa de la cocina. “Odio las matemáticas. ¡Estos problemas no tienen sentido!”
“Léemelo”, le sugirió su madre. “Podemos resolverlo juntos”.
Gabriel leyó el problema en voz alta. “Reynaldo encontró cuarenta y cinco pelotas de tenis. Su papá le dio tres más. Después Reynaldo vendió un tercio de todas sus pelotas de tenis a Samuel. Después que Samuel se llevara las suyas, Reynaldo perdió seis pelotas. ¿Cuántas pelotas le quedan a Reynaldo?”
“A ver”. Mamá tomó una hoja de papel y un lápiz. “¿Cuál es el primer paso?”
Juntos, Gabriel y su madre calcularon la respuesta, para después seguir con cinco problemas matemáticos más. Pero Gabriel seguía preocupado. “Me va a ir pésimo en este examen mañana”, aseguró mientras se frotaba los ojos con su mano.
“¡Pero resolviste correctamente los seis problemas!”, exclamó mamá.
El niño se encogió de hombros. “¡Con tu ayuda! Tengo miedo de olvidarme de las cosas y echarlo todo a perder”.
La madre cerró el libro de matemáticas. “Hijo, hiciste todo lo que podías hacer para prepararte para este examen de matemáticas. Todo, excepto lo más importante”.
“¿Qué es lo más importante?”, preguntó Gabriel.
“A lo largo de la Biblia, Dios nos dice que no nos preocupemos ni tengamos miedo. En vez de eso, debemos pedirle que nos ayude con cada uno de los problemas que afrontamos, y confiar en que Él lo resolverá”. Mamá sonrió y despeinó cariñosamente el cabello de su hijo. “Ahora, eso no significa que no debes estudiar lo suficiente, hacer tu tarea y poner atención en clase. Debemos hacer todo lo posible para prepararnos para los exámenes. Pero también tienes que orar y pedirle a Jesús que te ayude a dar lo mejor de ti. Luego entrégale tus problemas a Él y confía en que Jesús tiene tu situación en Sus manos”. La madre miró a Gabriel a los ojos. “Y recuerda que no importa qué calificación saques en tu examen, Dios siempre te amará y estará contigo. Si las cosas no salen como esperas, puedes compartir tus preocupaciones con Él y sentir paz, porque sabes que el Señor cuidará de ti”.
Gabriel cerró los ojos y juntó sus manos. “Jesús, por favor, ayúdame a recordar que estás conmigo cuando tome mañana el examen. Ayúdame a sentir tu paz y a saber que cuidarás de mí, pase lo que pase. Gracias, Señor. Amén”. El niño abrió sus ojos. “¡Ahora sí estoy preparado de verdad!” — BONNIE CARR
ENTREGA TUS PREOCUPACIONES A JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 5:7 (NTV)
PONGAN TODAS SUS PREOCUPACIONES Y ANSIEDADES EN LAS MANOS DE DIOS, PORQUE ÉL CUIDA DE USTEDES.
¿Estás preocupado por algo? ¿Has pasado tiempo trabajando en el problema y todavía sientes nervios de que las cosas no salgan bien? No olvides que lo más importante que puedes hacer es orar. Conversa con Jesús sobre lo que te preocupa y recuerda que Él prometió que cuidará de ti, pase lo que pase. Después prepárate de la mejor manera posible y confíale los resultados al Señor.
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