No lo definen las ranas
“¡Mira esta, Adri!”
Adriana observó la verdosa rana toro que su hermano mellizo sostenía en sus manos. La niña se encogió de hombros. “Está genial. Pero puedo encontrar una más grande”. Ella se dio la vuelta y avanzó hacia la parte más profunda del pantano.
“Será mejor que no vayas muy lejos o tus botas se quedarán atrapadas”, le gritó Alan a sus espaldas.
Adriana le hizo señas con la mano. “Voy a estar bien”. Mientras se adentraba más profundamente, sus botas se iban llenando de agua, pero a la niña no le importó. Estaba determinada. Entonces vio una rana gigantesca que nadaba bajo un racimo de lentejas de agua. Sonrió y se acercó, con sus manos listas.
Solo tenía que dar un paso más. Adriana se inclinó solo para darse cuenta de que su bota no se movía con ella. Haló con más fuerzas, pero el lodo se había cerrado firmemente a su alrededor, sellando la bota en ese lugar como si fuera cemento. Sus ojos se fijaron en la lenteja de agua solo para ver cómo la rana se alejaba nadando. La niña golpeó el agua con su mano. “¡No!”
Alan cruzó los brazos. “Estás atascada, ¿verdad? Te dije que no fueras tan profundo”. El hermano giró la cabeza con una expresión de te lo dije.
“¡No es justo!”, exclamó Adri. “¡Todo es fácil para ti! ¡Nada de lo que hago es lo suficientemente bueno!” Las lágrimas aparecieron en sus ojos y bajaron por sus mejillas.
Las cejas de Alan se levantaron por la impresión. Lentamente el niño caminó por el agua hasta llegar junto a su hermana y puso una mano en su brazo. “Eso no es cierto, Adri. Muchas veces yo quisiera ser más como tú. Eres la persona más agradable que conozco”.
Adriana se limpió las lágrimas. “¿En serio?”
Alan asintió. “El hecho que seamos mellizos no significa que siempre vamos a ser iguales. Es como dice la abuela: ‘Dios nos hizo y Él no comete errores’. Dios nos creó para que seamos diferentes y Él está obrando en las vidas de ambos. Lo que hacemos no nos define. Jesús nos define”.
Una pequeña sonrisa iluminó el rostro de Adri. “Supongo que tienes razón”.
Inclinándose, Alan trató de hacer una palanca para mover la bota. “No se mueve. Vamos a tener que dejarla atrás”.
Con una sola bota, Adri caminó fatigosamente detrás de su hermano en dirección a la casa. De repente, la niña se detuvo. Sus manos se lanzaron al agua para sacar una rana gigante. Se fijó para ver si Alan lo había notado. No lo hizo. Adriana pudo haberlo llamado, pero ya no parecía importarle. Con una sonrisa, arrojó la rana nuevamente al agua. — CATIE CORDERO
DIOS TE HIZO PARA QUE SEAS TÚ
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14
TE DARÉ GRACIAS, PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO; MARAVILLOSAS SON TUS OBRAS, Y MI ALMA LO SABE MUY BIEN.
¿Alguna vez has sentido que no eres lo suficientemente bueno? Dios te creó específicamente para que seas la persona que Él quiere que seas. A Él le encanta quien eres tú, tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a morir por ti. Nada de lo que hagas o no hagas cambiará la opinión que Dios tiene de ti. Siempre serás Su hijo o hija especial, a quien Él ama.
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