No es para reírse
Lalo hundió la punta de su zapato en la tierra del parque. “No me gustan las bromas que estos niños están contando”, pensó. “No son graciosas y no me gusta la forma en que se burlan de los diferentes grupos de personas”. Pero Lalo quería caerles bien a estos muchachos, así que cuando ellos reían con esos chistes, él sonreía o reía junto con ellos.
Esa noche, durante el devocional, el padre de Lalo leyó del libro de Juan. El niño se quedó perplejo cuando oyó a su padre leer un versículo que decía: “Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios”. Entonces pensó: “Eso fue lo que hice hoy. Me importó más lo que esos chicos pensaran que lo Dios pensara”.
Toda esa noche las palabras del versículo dieron vueltas en la mente de Lalo. Finalmente, fue a su habitación y se puso de rodillas junto a su cama. “Amado Jesús, perdóname por reírme de chistes que no son buenos ni respetuosos con personas que Tú amas”, oró. “Ayúdame a no seguir la corriente con ese tipo de cosas, sin importar lo que los demás digan acerca de mí”.
Al día siguiente, en el recreo, Lalo y otros niños más decidieron jugar a la pelota. “Oigan, ¿oyeron el chiste del chinito en la tienda de dulces?”, preguntó uno de los muchachos mientras salían del campo de béisbol.
“No”, respondió Lalo, “y no quiero oírlo”. El otro niño rio y empezó a contar el chiste de todas maneras. Lalo suspiró y se alejó de ellos.
“Oye, ¿a dónde vas, Lalo?”, le gritó alguien. “¿Estás buscando a tu mami?”
Lalo siguió caminando y cada paso se hacía un poquito más fácil. Oyó pasos detrás de él y entonces vio que Jordán caminaba a su lado. “Yo tampoco quería oír ese chiste”, le confesó Jordán. En ese momento, Lalo recordó que el papá de Jordán era de china.
“¿Quieres lanzar canastas?”, preguntó Lalo.
“Sí”. Jordán sonrió. “Pero tengo que advertirte, yo juego mucho con los chicos de mi vecindario, ¡así que soy muy bueno!”
“¡Ah!, ¿sí?” Lalo rio. “Bueno, yo juego en el equipo de mi iglesia, ¡así que no me vas a asustar!”
“¿Vas a la iglesia?”
“Sí”, contestó Lalo. “Puedes venir a jugar con nosotros, si quieres”.
Jordán recogió la pelota de baloncesto que estaba a un costado de la cancha y se la lanzó a Lalo. “¡Acepto el reto!” — CAROLYN E. YOST
BUSCA EL RECONOCIMIENTO DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 12:43
PORQUE AMABAN MÁS EL RECONOCIMIENTO DE LOS HOMBRES QUE EL RECONOCIMIENTO DE DIOS.
¿Te preocupa demasiado lo que las demás personas piensen de ti? ¿Te enfocas más en agradarlos a ellos que en agradar a Dios? Jesús es el único que te amó hasta el punto de morir por ti y Su opinión es más importante que la de cualquier otra persona. Él quiere que ames a aquellos de quienes los otros se burlan, aun si eso implique que también se burlen de ti. Haz lo que le agrada a Dios, no a los demás.
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