No es necesario pagar
“¡Oye, mamá!”, gritó Emilia. “Deberíamos tener un médico como este que se menciona en el libro que estoy leyendo. En lugar de hacer que las personas vayan a su consultorio cuando se enferman, él iba a sus casas. ¿No sería genial?”
Su madre sonrió. “Así se hacía hace mucho, mucho tiempo… y algunos médicos están volviendo a hacerlo actualmente”.
“El doctor Barahona era un médico misionero que trabajaba en una aldea africana donde no tenían un doctor”, continuó Emilia. “Este libro cuenta sobre una niña a la que él ayudó. Ella estaba muy enferma y su familia era muy pobre. No tenían dinero para pagar un médico, pero el doctor Barahona la cuidó de todos modos, gratis”.
Sebastián, el hermanito de Emilia, levantó la mirada. “¿Gratis? Tienes razón, ¡deberíamos tener un médico así!”
“Pero no entiendo la siguiente parte”, agregó Emilia. “La madre de la niña dijo que era bueno que no todos estaban enfermos, porque los médicos no cuidarían de personas que no pueden pagar. Pero el doctor Barahona le respondió que, de hecho, todos están enfermos, enfermos con el pecado. Dijo que necesitaban algo que los sanara espiritualmente, pero que no había forma de comprar lo que necesitaban”. Emilia hizo una pausa. “No entiendo a qué se refiere con eso de estar enfermos con el pecado”.
“Bueno, yo diría que se refiere a que todos nacemos con una naturaleza pecaminosa y no podemos evitar hacer cosas malas”, explicó mamá. “Es como que tienen una enfermedad que no se puede quitar. Nada de lo que puedan hacer o comprar se llevará la enfermedad del pecado. Solo Dios puede hacerlo y Él ofrece gratuitamente el remedio para todos los que lo deseen”.
“¡Ya lo entiendo!”, exclamó Sebastián. “Jamás podríamos pagar para ser salvos del pecado, pero Jesús pagó el precio por nosotros”.
“Correcto”, afirmó mamá. “Cuando confiamos en Jesús, Él nos hace libres del pecado y nos da el poder para hacer lo que es correcto, y así podemos tener vidas saludables. Es un regalo”.
“¡Oh!”, dijo Emilia. “Así como el tratamiento del médico para esa pequeña era un regalo. Si no hubiera sido así, la niña nunca se hubiera sanado por su cuenta”.
“Exactamente”, indicó la madre. “La única cura para la enfermedad del pecado es el regalo gratuito de la salvación de Dios a través de Jesús”. – HARRY C. TROVER
LA SALVACIÓN ES UN REGALO
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:2
PORQUE LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS TE HA LIBERTADO DE LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE.
¿Quieres sanarte de la enfermedad del pecado? Nunca podrías pagar lo suficiente para comprar la cura, pero Jesús la compró para ti cuando murió en la cruz. Él pagó el precio por tu pecado, para que tú puedas ser sanado espiritualmente. Cuando pones tu confianza en Él, eres libre del poder del pecado y recibes la vida eterna como regalo. ¡Es gratis! (Haz clic aquí para que conozcas acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!