No cambia

Olivia se estiró bajo su árbol favorito de eucalipto y admiró maravillada el koala que estaba arriba de ella. Esta era la mejor hora del día, cuando los cielos se oscurecían y algunos de los koalas nocturnos finalmente se despertaban para alimentarse de las hojas de los árboles. La niña le puso el nombre de Kiki a este koala.

—Podría verte toda la noche, Kiki, si te quedaras despierta por todo ese tiempo —Olivia rio suavemente con su broma, consciente de que los koalas dormían hasta 18 horas cada día.

—Dios —oró Olivia— parece que Kiki nunca cambia. Ella duerme todo el día y se despierta para masticar las hojas de eucalipto. Luego se duerme otra vez para que pueda digerirlas. Quisiera que mi vida pudiera ser tan simple y sin cambios.

La oración de Olivia fue interrumpida por su hermano mayor, Leví, qué se dejó caer en el suelo para sentarse a su lado.

—Hola, hermanita, ¿cómo te está yendo?

Olivia suspiró.

—No quiero que todo cambie. ¿Por qué el abuelo y la abuela tienen que irse de Australia? —el labio de la niña tembló.

—Dicen que Dios los está llamando a América, su nuevo campo misionero. Hasta ahora hemos tenido la suerte de tenerlos en nuestra misma calle toda nuestra vida. Lo siento, hermanita. Sé que el cambio es difícil.

—Odio los cambios —balbuceo Olivia—. A veces quisiera que mi vida pudiera ser como la de Kiki.

Leví haló cariñosamente la colita de su hermana.

—Pero esa sería una vida muy aburrida, ¿no crees? —Olivia se encogió de hombros—. Recuerda esto, hermanita: puede que todo lo que nos rodea cambie, pero Dios nunca cambia. Dios estaba ahí antes de crear el mundo y seguirá cuando este mundo se desvanezca.

—Cuando éramos pequeños, aprendimos un versículo que dice que Dios no cambia —comentó Olivia—. «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos». Pase lo que pase, Jesús se queda con nosotros y nunca cambia.

—Algunos somos todavía muy pequeños —dijo Leví con una sonrisa traviesa y Olivia le torció los ojos. El niño se puso de pie y se sacudió los pantalones—. ¿Estás lista para volver adentro? Los abuelos van a venir a pasar más tiempo con nosotros mañana.

—Supongo que sí —Olivia levantó la cabeza para ver a Kiki una vez más—. Oye, Leví, gracias por recordarme que Dios nunca cambia. Trataré de acordarme de eso cuando me sienta triste por los abuelos.

SAVANNAH COLEMAN

DIOS NUNCA CAMBIA

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:8

JESUCRISTO ES EL MISMO AYER Y HOY Y POR LOS SIGLOS.

¿Estás pasando por un tiempo de cambios en tu vida? A veces el cambio puede ser divertido, como cuando adoptas una mascota o conoces a un nuevo amigo. Otras veces, el cambio puede ser muy difícil, por ejemplo, cuando alguien que amas se muda lejos. Cuando vengan los cambios difíciles, recuerda que Dios no cambia. El Dios que creó el mundo será el mismo durante toda tu vida, y él promete que siempre estará contigo.

Clave de Hoy
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