Mentes evenenadas
“¡Mamá, mi escuela nueva es horrible!”, dijo Tomás, a punto de llorar. “¡Los niños son tan crueles! Creen que, porque somos indígenas, usamos pintura y plumas, y decimos: ‘Yo ser gran jefe Tomás Águila’. ¡Es tan humillante!”
“Lo siento, Tomás”, expresó su madre. “Sé lo que se siente cuando la gente hace comentarios o hace ese tipo de bromas, y duele. Podemos estar orgullosos de nuestros antepasados y nuestras tradiciones, pero dondequiera que vivas habrá personas con prejuicios”.
“¿Prejuicios?”, preguntó Tomás. “¿Qué significa eso?”
“Los prejuicios son opiniones que se forma la gente sobre otras personas antes de conocer los hechos. Es como si sus mentes estuvieran envenenadas con un desagrado injusto e irracional por otra persona. Las personas que tienen prejuicios con frecuencia sienten desagrado por aquellos que son diferentes”. Mamá le sirvió a Tomás un vaso de jugo. “Ahora cuéntame sobre los niños de tu clase”.
“Bueno, la mayoría son niños normales”, explicó Tomás. “Pero hay una niña que es diferente. Se llama Marta y todos los días la trae a la escuela un chofer en un automóvil muy elegante. ¡Es una niña tan fresa! Camina con su nariz alzada y no se molesta en hablar con nadie. ¡Con razón no tiene amigos!”
“Mmm…”, señaló la madre. “Ni siquiera conoces a Marta, pero la estás juzgando, de la misma manera en que los otros niños de la escuela te juzgaron a ti”.
La cara de Tomás se puso roja de vergüenza. “Pero, mamá…”
“Hay otros prejuicios, además de los raciales”, indicó su madre. “Algunas personas tienen prejuicios contra otras religiones, o contra personas con discapacidades. Algunos tienen prejuicios contra los ricos o los pobres. Todo prejuicio es malo; envenena la mente de la persona que lo tiene. Los prejuicios pueden hacerte creer que los demás no son valiosos para Dios. Esa es la razón por la que debemos luchar contra los prejuicios, recordando que cada persona fue creada a la imagen de Dios y que Jesús murió para salvar a todos de sus pecados. Todos, sin importar cuán diferentes sean de nosotros, son hermanos en Cristo o son personas que no conocen a Jesús y necesitan ver Su amor en nosotros”.
Tomás sabía que mamá tenía razón. “Está bien”, replicó. “Hablaré con Marta y trataré de ser su amigo”.
“Muy bien”, aseguró mamá. “Pídele a Jesús que te ayude a verla del mismo modo en que Él la ve”.– BARBARA J. WESTBERG
NO TENGAS PREJUICIOS
VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 2:9
SI MUESTRAN FAVORITISMO, COMETEN PECADO.
¿Alguna vez has tenido que enfrentar un prejuicio? ¿Te has burlado o has evitado a alguien que es diferente a ti? Si alguna persona te ha hecho eso, ya sabes lo doloroso que puede ser. No caigas en los prejuicios. Dios creó a todas las personas a Su imagen y envió a Jesús a morir por cada una de ellas. Muéstrales a los demás el amor de Jesús al tratar a todos del mismo modo en que quisieras que te traten.
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