Un corazón abarrotado

“Qué clase de amiga es Gina”, dijo Amina mientras entraba en la casa.  “Ella me invitó, luego se olvidó de que yo iba y se fue al centro comercial con su mamá”.

“Bueno, estoy segura de que no fue intencional”, señaló su madre.  “¿No puedes perdonarla?”

“¿Y por qué tengo que perdonarla?”, preguntó Amina, indignada.

“Porque Jesús te ha perdonado y Él quiere que perdones a otros”, respondió mamá.

Amina resopló.  “¡Pero se suponía que Gina era mi amiga!”

“Bueno, tú dices que eres amiga de Jesús y Él dijo que Sus amigos guardan Sus mandamientos”, indicó la madre.  “Uno de sus mandamientos es que perdonemos”.

Amina se encogió de hombros y se fue a su habitación.  Se sentó en la cama y miró a su alrededor.  Su cuarto estaba abarrotado de cosas.  “Chatarra de pared a pared”, así decía su hermano, Simón.  “Debería deshacerme de algunas de estas cosas”, pensó.  La niña regresó a la sala.  “Mamá, ¿me dejas hacer una venta de garaje?”

“Está bien”, contestó mamá.  “Puedes empezar a clasificar tus cosas.  Mañana te ayudo”.

Cuando Gina fue a visitarla al día siguiente, Simón le sonrió.  “Hola, Gina.  ¿Tienes algo de lo que quieras deshacerte?  ¡Puedes unirte al jolgorio de la chatarra!”

Cuando Gina estuvo de acuerdo en traer algunas de sus cosas, Amina regañó a su hermano.  Pero entonces se dio cuenta de la forma en que su mamá la estaba mirando.  “Está bien, Gina.  Dejaré espacio en las mesas para ti”, comentó.

En la venta les fue muy bien.  “Casi todas mis cosas se vendieron, pero a Gina le quedaron bastantes cosas”, notó Amina con una obvia satisfacción, mientras contaba su dinero.

A pesar de su éxito, Amina no parecía muy feliz esa noche.  “Amina, ya limpiaste tu habitación, pero ¿has limpiado ya tu corazón?”, preguntó su madre con delicadeza.  “Me parece que te hace falta limpiar algunos malos sentimientos.  Aparentemente no has perdonado todavía a Gina.  No puedes ser una cristiana feliz cuando tu corazón está abarrotado con amargura y resentimientos”.

Simón se rio.  “Sí, debiste haber limpiado esos resentimientos para venderlos en tu venta de garaje”.

Amina suspiró.  “Nadie los hubiera comprado”, afirmó.  “Yo tampoco los quiero”.

“Entonces deshazte de ellos”, sugirió mamá.  “Confiésalos a Jesús y pídele que te ayude a perdonar a Gina.  Pídele que reemplace la chatarra de tu corazón con Su amor”.

“Bueno”, dijo Amina.  “Así lo haré”.AGNES LIVEZEY

PERDONA A LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:13 

COMO CRISTO LOS PERDONÓ, ASÍ TAMBIÉN HÁGANLO USTEDES.  

¿Tú perdonas a las demás personas cuando te ofenden?  Guardar resentimientos no solo daña a la persona con la que tienes enojo, sino que te hace infeliz a ti también.  Si perteneces a Jesús, Él te ha perdonado por todas las cosas malas que has cometido y te da la habilidad de perdonar a otros.  Pídele a Dios que limpie toda amargura que esté abarrotando tu corazón y que te llene con Su amor y Su perdón.

Clave de Hoy
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