Mentalidad de equipo

Danilo frunció el ceño mientras se subía al automóvil después del entrenamiento de baloncesto.

—¿Qué pasó, hijo? —le preguntó su madre—. ¿No te fue bien en el entrenamiento?

—¡No! —respondió Danilo—. Nos dividieron en equipo para un partido de práctica y mi equipo ganó por cuatro puntos, ¡y yo anoté veintiocho puntos! Pero, en lugar de felicitarme, el entrenador me regañó después del partido. Me dijo que estaba acaparando la pelota y haciendo lanzamientos muy arriesgados. El viernes me va a dejar sentado durante la mitad del partido, para que los demás puedan jugar más —Danilo negó con la cabeza—. ¡No es justo, mamá! ¡Soy el mejor jugador de nuestro equipo! Yo debería estar en la cancha.

La madre empezó a conducir hacia la casa.

—¿Recuerdas cuando a tu papá le ofrecieron ese trabajo como maestro en la escuela de bachillerato el año pasado? —preguntó.

—Claro —contestó Danilo—. Pero rechazó ese trabajo porque prefiere enseñar en la secundaria, ¿verdad?

—De hecho, tu papá siempre ha querido dar clases en el bachillerato —explicó mamá—. Pero para tomar el trabajo, nuestra familia hubiera tenido que mudarse. Hubieras tenido que cambiar de escuela a medio año y yo hubiera tenido que renunciar a mi nuevo trabajo en la iglesia. Tu padre y yo no creímos que sería algo bueno para nuestra familia, así que rechazó el trabajo.

Danilo se veía confundido.

—Entonces, ¿papá rechazó ese trabajo por nosotros?

—Sí —afirmó mamá—. ¿Sabes? La decisión de tu padre me recuerda de un versículo en 1 Corintios que dice que no debemos buscar nuestro propio bien, sino el bien de muchos. La Biblia nos dice que la vida no se trata de hacernos felices a nosotros mismos, sino de conocer a Jesús y de compartir Su amor con los demás. A pesar de que Él es Dios, Jesús se hizo humano y murió por nosotros, para que pudiéramos tener vida eterna con Él, por lo que quiere ayudarnos a demostrar el mismo tipo de amor por otros. Pero, para poder hacerlo, debemos pensar en los demás y en cómo nuestras acciones les afectan.

Danilo se quedó en silencio por un momento. Finalmente suspiró.

—Creo que sí podría compartir la pelota con más de mis compañeros de equipo. El entrenador piensa que les ayudaría a jugar mejor si tuvieran la pelota por más tiempo.

Mamá sonrió.

—Parece que ahora estás comenzando a pensar en el bien de muchos, hijo. Y, ¿sabes una cosa? Ese tipo de mentalidad podría convertirte en un mejor jugador también.

AMY TOL

BUSCA EL BIEN DE MUCHOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 10:31, 33 (NVI)

CUALQUIER OTRA COSA QUE HAGAN, HÁGANLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS…  NO HAGO SOLO LO QUE ES MEJOR PARA MÍ; HAGO LO QUE ES MEJOR PARA OTROS A FIN DE QUE MUCHOS SEAN SALVOS.

¿Tomas decisiones con base solamente en lo que te hará feliz? La Biblia deja en claro que la vida no se trata de ti, sino de Jesús y de compartir Su amor con los demás. Amigos, miembros de la familia, vecinos, todos necesitan la gracia de Dios, al igual que tú. Y cuando tomes decisiones que los ayudan, en lugar de pensar solo en ti mismo, les demuestras lo que es ser parte del equipo de Dios.

Clave de Hoy
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