Mejor que el premio
“Primero recibí un correo electrónico de Juliana”, le contó Perla a su hermano una tarde. Juliana era su prima que vivía en otro estado. “Ella tiene que aprender como trescientos versículos de la Biblia para su iglesia”, comentó la niña.
“¡Trescientos!”, exclamó Tulio.
“Bueno, no tiene que aprender tantos, pero ella espera ganar una semana gratis en el campamento del próximo verano”, explicó Perla. “Quisiera que nuestra iglesia tuviera uno de esos concursos para que podamos ir gratis al campamento. Entonces también aprendería versículos”.
“No sé”, opinó Tulio. “Todavía son demasiados”.
“Memorizar versículos para ganar una semana de campamento me parece bien”, comentó su madre, “pero hay una razón mucho mejor para aprenderlos. Dios puede usar Su Palabra para recordarles de Su amor y enseñarles cómo manejar diversas situaciones que ocurren en sus vidas. Les diré una cosa, les daré a ambos una lista de versículos para que empiecen a estudiarlos. Comiencen a memorizarlos y luego veremos qué pasa”.
Perla no tenía tantas ganas de hacerlo, pero estuvo de acuerdo. En las siguientes semanas, se sorprendió al ver lo rápido que podía memorizar versículos cuando de verdad se lo proponía. También quedó sorprendida porque con mucha frecuencia recordaba algún versículo.
Un día comenzó a seguirla un perro grande cuando caminaba hacia la escuela. Perla se aguantó la respiración… el animal se veía amigable, ¡pero a ella le daban miedo los perros! De repente, recordó un versículo de la Biblia. “El día en que temo, yo en Ti confío”. La niña repetía el versículo una y otra vez, y en pocos minutos sus temores se calmaron con la verdad de que Jesús estaba con ella.
Ese mismo día, las amigas de Perla estaban diciendo cosas crueles de otra niña. Perla estaba lista para unirse a la conversación con sus propios comentarios, cuando otro versículo que había memorizado le vino a la mente. “Un mandamiento nuevo les doy: ‘que se amen los unos a los otros’; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros”. Luego se acordó de otro versículo: “No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”. Perla se mordió la lengua y rápidamente cambió de tema.
“Mamá, tenías razón”, expresó Perla cuando llegó a casa. “¡Aprender la Palabra de Dios para tenerla en mi corazón es mucho mejor que una semana gratis en el campamento!” — CHARLIE VANDERMEER
APRENDE LA PALABRA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:11
EN MI CORAZÓN HE ATESORADO TU PALABRA, PARA NO PECAR CONTRA TI.
¿Aprendes de memoria versículos de la Biblia, aunque nadie te prometa algún premio a cambio? Siempre es bonito recibir recompensas o ganar un concurso, pero conocer la Palabra de Dios para que puedas usarla en tu vida diaria es mucho más satisfactorio que cualquier cosa que una persona pueda darte. Aprende los versículos de la Biblia con ese propósito, para que recuerdes el amor de Dios por ti y busques Su dirección en todo lo que hagas. ¡Puedes empezar con el versículo clave de hoy! Repítelo varias veces cada día hasta que lo hayas aprendido de memoria.
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