Más dulce que la miel

—¿Qué es esto? —le preguntó Lorena a su abuela al ver las bandejas de metal y las rejillas en el mesón de la cocina.

—Es un panal de miel —le contestó la anciana—. Tu abuelito lo sacó de una de nuestras colmenas hoy temprano.

—No se ve como miel —opinó Lorena, quien tenía sus dudas.

La abuela rio.

—En este momento la miel está escurriéndose. Si ves bajo la rejilla de metal, ahí verás la miel. Ahora tengo que empacarla para que tu abuelo pueda llevarla mañana a nuestros clientes.

—¿Puedo ayudar? —preguntó Lorena.

—¡Claro que sí! —la abuela le entregó un par de guantes—. ¿Qué te parece si te los pones y después te muestro lo que tienes que hacer?

Cuando su madre fue a recogerla unas horas más tarde, la niña le contó sobre la miel.

—¡Fue tan genial, mamá! La miel caía sobre las bandejas y la abuela me dejó probar un poco. Estaba tan deliciosa, sabía como azúcar. Pude traer un poco para que puedas probarla.

—En verdad que fue genial —afirmó la madre—. Me muero por probarla. ¿Sabías que hay un versículo en la Biblia sobre la miel?

—¿En serio? —preguntó Lorena—. ¿Sobre la miel?

—Sí, está en el libro de los Salmos y nos cuenta que la Palabra de Dios es más dulce que la miel.

—¡Pero la miel es tan dulce! —exclamó Lorena.

Mamá rio.

—Sí, la miel es muy dulce, ¡y la Biblia es aún más dulce! La Palabra de Dios nos enseña sobre Él, y el Señor usa la Biblia para hablarnos. A través de la Escritura, Dios nos dice quién es Él y cuánto nos ama; además, nos ayuda a entender lo que Jesús hizo para salvarnos y cómo deberíamos vivir como Sus hijos. Hablar con el Señor y aprender de Él son dos buenas razones por las que es importante que leamos la Biblia.

—Me gusta ver mi Biblia —la niña se mordió su labio—. Pero todavía no puedo leerla.

Su madre sonrió.

—¡En poco tiempo podrás leerla! Y escuchar la Biblia funciona del mismo modo, por eso tu papi y yo te leemos la Biblia todas las noches, antes de ir a la cama.

—¿Podemos leer hoy el versículo sobre la miel? —preguntó Lorena.

Mamá se estacionó en el garaje.

—Me parece perfecto.

KIMBERLY BROKISH

¡LEER LA BIBLIA ES DULCE!

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:103

¡CUÁN DULCES SON A MI PALADAR TUS PALABRAS!, SÍ, MÁS QUE LA MIEL A MI BOCA.

¿Has probado miel? Es muy dulce, ¿verdad? Nuestro Versículo Clave de hoy nos dice que hay algo aún más dulce que la miel: ¡la Palabra de Dios! Las palabras que Dios nos dejó en la Biblia son más dulces que cualquier otra cosa. ¿No te parece maravilloso que Dios quiera hablar con nosotros? Escucha lo que el Señor quiere decirte al leer la Biblia por ti mismo y al escuchar cuando otros te la lean y expliquen. ¿Qué te está diciendo Dios?

Clave de Hoy
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