Mantén el enfoque
“¡Oye! ¡Mira por dónde vas!”, exclamó Benjamín. Su hermano mayor estaba llevándolo a la escuela en el automóvil y había dejado que el vehículo se desviara por la línea amarilla. Edgar enderezó rápida y bruscamente el volante hacia la derecha y Benjamín respiró aliviado. “¿Y si venía otro automóvil?”, preguntó el niño.
“Lo siento”, expresó Edgar. “Eso fue irresponsable. Sé que no debo jugar con la radio mientras estoy conduciendo”.
“Sí”, balbuceó Benjamín. “De ahora en adelante, por favor, ¡mantén tus ojos en el camino!”
Avanzaron en silencio por varios minutos. Luego Edgar habló. “¿Sabes una cosa? Lo que sucedió encaja con lo que me estabas contando sobre los chicos de la escuela que han estado fastidiando al muchacho nuevo… Mauricio, ¿verdad?”
“Sí, pero ¿cómo es que el estar buscando cosas en la radio tiene que ver con eso?”, preguntó su hermano.
“Bueno, dijiste que estos niños esperan que te unas a su grupo, y si no lo haces, tienes miedo de que te fastidien también. Me parece que no te estás enfocando en lo correcto”, explicó Edgar. “Es como cuando dejé de ver el camino, ¿no crees? Tan pronto como me enfoqué en lo que no debía, comencé a meterme en problemas. ¿Ves a dónde quiero llegar?”
“Creo que sí”, admitió Benjamín. “Estás diciendo que estoy demasiado preocupado de mí mismo… como si mis ojos estuvieran enfocados en mí. Podría mantenerme de mejor manera en el camino si me enfocara en otras personas y no tanto en mí mismo, ¿cierto?”
“De cierto modo, sí”, afirmó Edgar, “pero especialmente tienes que enfocarte en Jesús. Él te salvó y te hizo una nueva persona. Él desea que seas amable con Mauricio. ¿Cómo podrías hacerlo?”
Benjamín dio toquecitos con sus dedos, pensativo. “Mmm… podría preocuparme más de lo que Jesús piensa y no de lo que estos muchachos piensan. Puedo hacerme amigo de Mauricio. Puedo sentarme con él en el recreo y platicar cuando tengamos un tiempo libre, cosas así”.
“¡Muy bien!”, señaló Edgar. “Esas son muy buenas ideas”.
Cuando llegaron a la escuela, Benjamín sonrió a su hermano. “Mantener mi enfoque en el lugar correcto es una lección que no deseo olvidar”, aseguró. “¡Esperemos que tú lo recuerdes cada vez que conduzcas!” — SUSANNAH DORFSMITH
ENFÓCATE EN JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 12:2 (NVI)
FIJEMOS LA MIRADA EN JESÚS, EL INICIADOR Y PERFECCIONADOR DE NUESTRA FE.
¿Dónde está tu enfoque? ¿En ti mismo? ¿En los demás? ¿En un problema que afrontas? Si respondiste sí a alguna de estas preguntas, te pareces mucho a Pedro en la lectura bíblica de hoy. Cuando él se enfocó en el viento y en las olas, en lugar de fijar su mirada en Jesús, se metió en problemas. Cuando afrontes una dificultad, recuerda que le perteneces a Jesús y confía en que Él te ayudará a hacer lo que Él desee que hagas. Mantén tu enfoque en Él.
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